Se está produciendo un cambio en la percepción de cómo algunos directivos o empresarios deben o quieren estar presentes en las redes sociales. Mientras que muchos CEOs siguen optando por una imagen pública muy discreta, otros se están convirtiendo en referentes sociales y digitales. Los 2 puntos nos aportan ventajas y desventajas. Analicemos las principales:
Ventajas
Ventajas de la notoriedad como influencer del fundador o directivo:
1.- Mayor reconocimiento de marca. En los rankings de seguidores de redes sociales suele haber personas, no empresas. Seguimos sobre todo a personas y nos interesa lo que hacen y dicen las personas. Tenemos más interés por lo humano que por lo corporativo. Sucede incluso en redes profesionales como LinkedIn, en las que cuando subimos imágenes más personales, nos sube el engagement.
2.- Humanización de tu empresa. A través de la imagen de sus principales directivos o de sus fundadores somos capaces de entender mejor la filosofía de las empresas y sus valores. Si los líderes nos transmiten credibilidad y confianza, vamos a creer más en la empresa.
3.- Acercarnos a la sociedad con nuevos lenguajes. Muchas veces nos quejamos de que no se entiende el papel del empresario en la sociedad, pero no estamos adoptando el nuevo lenguaje y formatos para llegar a diferentes públicos. Nos perdemos el acceso a toda una generación (o varias) porque miramos con condescendencia el uso de plataformas como TikTok y nos asusta el uso de vídeos cortos e impactantes.
4.- Transparencia corporativa. El mostrar al empresario o empresaria que hay detrás, explicando su historia personal y vivencias, damos un paso más en la transparencia ya que una empresa que hable a través de sus fundadores y directivos se va a percibir como más próxima.
Desventajas
Y las desventajas son:
1.- Estar en el punto de mira de las críticas. Evidentemente, cuanto más te expongas, más riesgos. Nunca vas a actuar a gusto de todos y tienes que acertar con gustar a la gente que te interesa.
2.- Transferencia de riesgos personales a la marca. Si la persona pública o vinculada a la empresa sufre un riesgo reputacional, este riesgo, aunque sea personal, afectará a la organización.
3.- Personalismo excesivo. Será conveniente mantener un equilibrio entre la notoriedad del directivo o fundador para que no compita con la notoriedad de la empresa.
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