En tiempos en los que todo tipo de instituciones, públicas y privadas, nos afanamos en promover la figura del emprendedor como nuevo agente del sistema económico a impulsar dentro del proceso de la ansiada recuperación, me vienen a la cabeza casos de maravillosos emprendedores industriales castellanos y leoneses, unos conocidos, otros menos, que con su ejemplo y su obra a través de los años han dejado una estela en forma de gran empresa, generando inversión, riqueza y empleo en su entorno.
En mi opinión, es de debida obligación por parte de todos los que de una u otra manera formamos parte del sistema económico, recordar, reconocer y proyectar a las nuevas generaciones de emprendedores la obra de aquellos industriales que teniéndolo muy difícil, tanto como ahora, optaron por crear un proyecto generador de actividad y empleo.
Dignificar la figura de aquellos maravillosos industriales es, en muchos casos, una asignatura pendiente de nuestro sistema que trata de motivar el emprendimiento como pilar de futuro para crear más actividad industrial y empleo.
Pero recordar lo que hicieron muchos de estos avanzados a su época, no sólo debe servirnos como un puro ejercicio de memoria con mayor o menor trazo de melancolía. En ocasiones, comprobaremos cómo muchas de las recetas (por no decir todas) que se tratan de inculcar a los industriales emprendedores actuales para levantar o mantener y fortalecer un proyecto empresarial han sido aplicadas en distintos sectores, mercados y épocas por nuestras figuras de la industria. Aprender de casos de grandes industriales del pasado en nuestra comunidad autónoma nos debe ayudar a progresar y reconocer el papel de la industria en Castilla y León.
De forma muy breve y en próximos posts intentaré acercar el ejemplo de estas grandes figuras de nuestra historia industrial; ellos han sido auténticos innovadores en su sector, con visión internacional de su negocio y dotados con el sentido (talento) del difícil equilibrio entre el riesgo de emprender un proyecto industrial, el reto de buscar los recursos para ejecutarlo y la generosidad de su esfuerzo por hacer dicho proyecto una realidad generadora de actividad y multiplicadora de empleo.