Empresa Familiar de Castilla y León (EFCL) participó este miércoles en la Asamblea Anual de Socios del Instituto de la Empresa Familiar (IEF) en Madrid. En concreto, estuvo representada Pedro Palomo, su presidente, así como por el presidente de Honor de la agrupación, Juan Manuel González Serna, que es miembro de la Comisión Institucional del Instituto, y por Eduardo Estévez, director de EFCL.
Así, asistió a la asamblea como Asociación Territorial vinculada al IEF, entidad que engloba a un centenar de las mayores empresas familiares de nuestro país y de cuya Junta Directiva también forma parte Ernesto Antolín, presidente de Antolin, compañía que también es miembro de la EFCL.
El papel del empresario
La Asamblea Anual de Socios fue clausurada por Andrés Sendagorta, presidente del IEF, quien en su discurso defendió el papel del empresario en unos días de “mucho ruido de fondo que polariza y crea enfrentamientos estériles”.
“Los empresarios familiares no somos el enemigo de nadie y somos muy conscientes del papel esencial que nos corresponde en nuestro modelo de sociedad. Nuestra contribución a la mejora de los problemas se basa más en el trabajo, la reflexión y el empeño en construir un futuro mejor para todos, y menos en discusiones, que en el mejor de los casos nos distraen de nuestra actividad en un momento de cambios trepidantes y grandes oportunidades”, afirmó.
Tras señalar que en España el desempleo es un problema central “que marca no sólo nuestra economía, sino también muchos de los problemas de nuestra sociedad”, destacó que, sin embargo, “asistimos a la constatación, aparentemente contradictoria, de que, con las cifras de desempleo más altas de nuestro entorno, nuestras empresas tienen dificultades extraordinarias para cubrir necesidades de personal en todo el abanico de la cadena productiva”.
“Si combinamos esta situación con un índice de natalidad demoledor llegamos a la conclusión de que este problema ha llegado para quedarse”, añadió Sendagorta, quien alentó a los empresarios “a plantearnos cómo hacer de nuestra condición de empresa familiar algo en sí mismo atractivo a la hora de atraer a nuestras empresas a personas valiosas”.
Formación
A su juicio, todo ello está íntimamente relacionado con el diferencial entre la formación que reciben los jóvenes y los conocimientos que demandan los puestos de trabajo que necesitan cubrir las empresas. “Desde nuestras empresas hacemos esfuerzos e impulsamos iniciativas para fomentar y mejorar la formación dual y la formación profesional, pero no es suficiente”, dijo. De ahí que sea “necesario y urgente un gran consenso político y social que aborde este problema”, reclamó.
“Cualquier solución pasa por aceptar una premisa esencial: nuestras empresas, para continuar, para avanzar, necesitan ser viables y competitivas. Por eso, la productividad, la eficiencia y el compromiso deben ser ejes centrales del debate por parte de todos”, insistió.
Finalmente, el presidente del IEF hizo hincapié en la necesidad de trabajar junto a los poderes públicos en favor del crecimiento, el progreso y la continuidad de las empresas familiares como muestra y expresión del progreso, la vertebración y la prosperidad nacional.
“Como aprendimos de los fundadores de nuestras empresas, todas nuestras acciones, desde la educación en valores, hasta la consideración a colaboradores y empleados, pasando por la prudencia financiera y la visión a largo plazo, son herramientas al servicio de un objetivo tan actual como lo era entonces y que no es otro que contribuir a la prosperidad de nuestra sociedad”, concluyó.
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