¿Qué seríamos capaces de hacer en otra denominación de origen? Ésa es la pregunta que llevó a Juan Luis Cañas, de la bodega familiar Luis Cañas, de la Rioja Alavesa, a emprender su aventura en Ribera del Duero, acompañado por su amigo Juan José Iribecampos. “Siempre hemos tenido que crecer con nuestros propios medios, trabajando duro, intentando hacer las cosas muy bien y reinvirtiendo cada céntimo en la propia bodega para crecer y mejorar”, explica Cañas en referencia al negocio familiar en La Rioja.
La filosofía en la iniciativa ribereña se resume en “viñedo, viñedo y viñedo”. No en vano, el propio Cañas dedicó 2 años a recorrer cada rincón de Ribera del Duero “para buscar y encontrar las viñas con las que fuera posible elaborar nuestros vinos”. Y las encontró en La Aguilera, donde constituyeron Dominio de Cair.
“Es un viñedo excepcional, que no entra normalmente dentro de los criterios de bodegas donde prima la rentabilidad económica a corto y medio plazo. Yo soy más bodeguero que empresario y me mueve más el orgullo por lo bien hecho, por conseguir un gran vino, que por los resultados económicos. Se trata de viñas muy viejas, de bajas producciones y parcelas muy pequeñas. Somos conocedores de lo duro que resulta trabajar este tipo de viñedos, pues en La Rioja Alavesa nuestras viñas son muy viejas y superan los 100 años. Somos conscientes del esfuezo que implica, pero también el beneficio cualitativo que aporta. No queremos ser una bodega más, sino situarnos entre los mejores”, indica.
Así, en 2013 Dominio de Cair comercializó 240.000 botellas y prevé crecer casi un 50% hasta las 350.000 en el presente año. Las exportaciones pasarán del 15% al 25%.
La bodega siempre trabaja con los mismos viticultores y controla todos los trabajos, labores y tratamientos. Las producciones se supervisan por cepa, no por hectárea, hasta alcanzar, en los viñedos más viejos, unos 1.500-2.500 kilos por hectárea de rendimiento. Éstos se destinan a elaborar los 2 vinos de alta gama de la bodega, denominados Tierras de Cair (reserva) y Pendón de la Aguilera. Las cepas de mediana edad (40-45 años) se dedican a producir Cair, un crianza; y los más jóvenes para Cair Cuvée, con 9 meses de madera. El crianza, el reserva y el vino de gama alta estrenan barrica cada año y hacen la fermentación maloláctica en ese roble nuevo.
Capacidad limitada
La bodega tiene una capacidad limitada y ha sido diseñada de tal forma que no pueda crecer. “No queremos ser una referencia en cantidad, sino en calidad, por ello hemos marcado unos límites muy severos”, señala Cañas.
En apenas 3 años, los vinos de Dominio de Cair ya están presentes en 14 países y en breve accederán a media docena más. El parque de barricas alcanza las 1.700 unidades, el 60% de roble francés y el resto americano.
La bodega cuenta con unas modernas instalaciones y está rodeada de viñedo, con unos fáciles accesos que la hacen muy cómoda de visitar. De hecho, sus responsables desarrollan una serie de proyectos enoturísticos que ofrezcan al visitante “una experiencia diferente”. También cuenta con un Club de Vinos con “interesantes” ventajas para los socios.
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