Dominio de Calogía, fiel a su filosofía de vinificación por parajes, lanza Doble M, proveniente del pago La Loma. La viña se sitúa a 830 metros de altitud, en pleno corazón de la Ribera del Duero burgalesa. Las cepas, de 25 años, se asientan sobre suelos de arcilla, con una parte más arenosa y de canto rodado. Esa singular estratigrafía aporta elegancia y finura a un tinto en el que predominan la sutileza y la expresividad.
“Se trata de un viñedo muy diferente a los que le rodean. Decidimos vinificar sus uvas por separado para intentar visualizar su profundidad y hondura”, afirma José Manuel Pérez Ovejas, enólogo y director de la bodega. “Madura unos días más tarde precisamente por su orientación norte y por su tierra menos fértil. También por este motivo, las de La Loma son las últimas uvas que entran en bodega. Siempre queremos hacer el mejor vino, pero para ello hay que tener paciencia y aplicar el sentido común con el propósito de conseguir el equilibrio ideal. Da muy poca producción, pero lo que podría parecer un defecto contribuye a la búsqueda de la excelencia que identifica a cada uno de los vinos de este proyecto”, puntualiza.
Un toque atlántico
La añada 2020 se caracteriza por su frescura, lo que confiere al Doble M un perfil muy atlántico y le permite exhibir un equilibrio ideal y una exquisita armonía. El estilo que identifica a todos los vinos de Dominio de Calogía aprovecha en este caso la propia personalidad que este paraje le aporta al vino, dotándole de una previsible longevidad. Su compensada acidez y mineralidad ponen de relieve la singularidad y diferenciación que se pretende a la hora de elaborar, gracias a una vinificación muy poco intervencionista. La respetuosa y racional viticultura que se practica en La Loma permitió llevar a cabo una óptima interpretación del terruño de procedencia, con la intención de que su impronta quede reflejada en el vino.
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