Desde tiempos remotos, el hombre siempre ha tenido la necesidad de viajar, de conocer otras culturas, de averiguar otros modos de vida. El historiador griego Heródoto nos hace partícipes de su sabiduría acumulada en su periplo vital del que extrajo su obra maestra Historia.
Yo, desde mi tierna infancia, quería ser misionera. Por aquel entonces estudiaba en un colegio de Teresianas y seguramente su influencia religiosa pesaba de manera decisiva en ese deseo. Pero además de ese afán solidario, era consciente de la necesidad que sentía de recorrer el mundo y profundizar en otras costumbres.
Con el tiempo esa abstracción se convirtió en una vocación concreta llamada Periodismo. Lo estudié con el anhelo de ejercer mi profesión como corresponsal de guerra. Luego, ya sabéis, los derroteros vitales transforman los deseos de juventud en inalcanzables. Sin embargo, siempre he conservado esa necesidad intrínseca de conocer otros mundos, de saborear otras gastronomías, de observar otras maneras de hacer y, a veces, de practicarlo si el tiempo -bien escaso en la actualidad- lo permite.
Desde hace años escribo sobre mis viajes, experiencias que se centran sobre todo en aspectos lúdicos, pero también prácticos porque pueden influir de manera decisiva en convertir las vacaciones en inolvidables. A partir de ahora, utilizará esta tribuna que me brinda castillayleoneconomica.es para daros algunas pistas sobre las tendencias gastronómicas, restaurantes imprescindibles y hoteles de ensueño, sazonados con un poco de diversión y mucho hedonismo.
Nunca hay que dejar de descubrir el placer que nos aporta la vida y disfrutar siempre que podamos de sus secretos, como ya hacían los griegos en épocas pretéritas. Casi todo está inventado, pero existen muchos prismas para verlo.
Yo os contaré los míos y me gustaría que me trasladarais los vuestros. Hoy ese es mi deseo.