Animados por las ayudas públicas a fondo perdido en la época de bonanza económica, se crearon fundaciones, asociaciones y otros organismos que sólo estaban pendientes de los respectivos boletines oficiales para captar el mayor número de fondos. Pero con la crisis, eso se acabó, porque las administraciones públicas, en vez de recortar aún más sus estructuras, decidieron reducir al mínimo las inversiones y suprimir la mayor parte de las subvenciones, como ha ocurrido en Castilla y León.
Así que desde 2008 han desaparecido varias asociaciones, fundaciones y también empresas creadas gracias a la captación de unas ayudas ahora inexistentes al no poder sobrevivir sin esos recursos antes tan fáciles de conseguir. Y hasta hemos visto cómo los agentes económicos y sociales, debido a la brutal disminución de dinero público, han tenido que aligerar sus plantillas, e incluso los segundos utilizando la reforma laboral que tanto criticaron. Hasta hace poco, cualquiera podía constituir una asociación con la excusa de defender los intereses generales de un grupo porque sabía que tenía prácticamente garantizadas unas partidas. Ahora ya no.
Boletines oficiales
Este maná presupuestario corrompió el objetivo de muchas agrupaciones, que en vez de centrar su atención en la mejora de los servicios a sus asociados, se volcaron en estudiar los boletines oficiales en busca de cualquier tipo de ayudas o en diseñar programas que luego vendían al político de turno, quien de esta forma completaba de contenido su gestión. La citada estrategia llevó a sobredimensionar la estructura de muchas asociaciones y fundaciones y, lo que es peor, pasaron a depender exclusivamente de los ingresos procedentes de las administraciones, con la consiguiente debilidad, tanto económica como crítica, pues evitaban cuestionar la labor de unos gobernantes de los que dependían. Ese error en la gestión ha puesto en peligro la continuidad de numerosas asociaciones, que ahora no saben cómo cuadrar sus cuentas. A decir verdad, sólo conozco a una agrupación que desde su constitución rechazó captar ayudas de la Junta de Castilla y León para garantizar su absoluta independencia.
Lo malo es que muchas de estas asociaciones han desaparecido o están a punto de cerrar sus puertas cuando algunas cumplían con un papel fundamental en la defensa de los intereses de un sector y desarrollaban una eficaz labor de networking entre los asociados. Con el cese de su actividad se ponen en peligro las pocas plataformas reivindicativas que tenía la sociedad civil ante los poderes públicos. Por eso, es necesario que algunas entidades sobrevivan y para ello no les queda otra que reinventarse, que al fin y al cabo es lo que han hecho la mayoría de las empresas para mantenerse en un mercado cambiante.
Nuevos servicios para los asociados
Ante estas penurias, alguna agrupación, en vez de quedarse agonizando ante la pérdida de ayudas, ha elaborado un plan que pasa por lanzar una serie de servicios con sus correspondientes tarifas con el objetivo de diversificar sus fuentes de ingresos a la vez que aumenta la competitividad de sus asociados. Parecida estrategia están aplicando varias cámaras de comercio de Castilla y León, que, al dejar de cobrar la cuota cameral obligatoria y ante la reducción de fondos públicos, han diseñado un portfolio de servicios atendiendo la demanda de las empresas para generar el dinero suficiente que garantice su supervivencia.
Esta criba en asociaciones y fundaciones está siendo muy sana porque desmonta inútiles chiringuitos levantados a golpe de boletín oficial y a los supervivientes les obliga a centrar su actividad en satisfacer las necesidades de la economía real y les mete de lleno en la libre competencia al tener que luchar para obtener fondos. En definitiva, pasan de una mentalidad burocrática a otra más empresarial, con lo que salimos ganando todos, porque no nos olvidemos que esas agrupaciones se mantenían gracias a unas ayudas sostenidas con nuestros impuestos.
Muy bien Alberto, me permito tutearte, por mi edad, pero no por eso con menos respeto.
Estaba deseando ver que una persona tan cualificada pone negro sobre blanco, lo que llevo metido en mi mente, (y siempre que puedo hago mención) desde el convencimiento, en lo relativo a las subvenciones. Las subvenciones, son, han sido y serán (siempre que se mantengan) la forma legal de llevarse el dinero, los encargados de adjudicarlas.
Soy consciente que es una forma brusca de decir las cosas (nada política) pero en este caso “al pan pan y al vino…….”. Tampoco entiendo por que las cosas haya que disfrazarlas de lo que no son, con lo bien que se entiende el castellano, y además hay más de una palabra para cada cosa, pero siempre clara y asequible para todo tipo de nivel cultural.
Que cunda el ejemplo y haber si empiezan a derogar Leyes, R.D., tantas y tantas prohibiciones absurdas, que lo que se consigue, que seamos menos felices, y cuando uno no es feliz, baja un montón su fuerza trabajadora, emprendedora, etc.., me remito al blog de Luisa Alcalde.
¡Duro, y a la cabeza!, haber si limpiamos el país de mangantes y vividores a costa del sudor ajeno.
Un cordial saludo.
Hola Julián:
Gracias por tu comentario. Yo tampoco defiendo las subvenciones, pero a nadie, pagadas con nuestros impuestos.
Un abrazo.
Buenas noches, la criba es general y para casi todos los sectores grupos, oficios, etc.
Respecto al porfolio de servicios de algunas cámaras, consulté por un servicio registro de marcas en una cámara, me dieron un presupuesto el doble que otras empresas que se dedican a esto. No es competencia desdeal?
Saludos.
Hola:
Las Cámaras de Comercio se están transformando en entidades de servicios para las empresas, y de su eficacia y competitividad dependerá que sobrevivan puesto que sus ingresos ya no están garantizados por las cuotas obligatorias de las empresas. Con el caso que usted me comenta, me temo que más de una institución cameral tendrá que cerrar sus puertas. Respecto a sus funciones, hasta que no entre en vigor una próxima ley, la verdad es que están en un limbo normativo.
Gracias por participar en este blog.