Crecimiento empresarial: poder y querer

Por: Eduardo Estévez
Lo que necesitan estas empresas y empresarios es un empujón, a través de la form
Lo que necesitan estas empresas y empresarios es un empujón, a través de la formación y a través del reconocimiento social a su trabajo.

Venimos apostando desde la asociación de Empresa Familiar de Castilla y León (EFCL) en que se puede crear empleo rápido y de calidad si conseguimos aumentar el tamaño medio de nuestras empresas. Intensamente la moda académica y la dirección política han estado dirigidas en los últimos años al apoyo y las subvenciones en la creación de empresas. Queremos que se sigan creando microempresas en España, sin duda algo a apoyar y a aplaudir. Igualmente, habría que exigir el apoyo a las empresas que ya existen, y que muchas de ellas llevan su actividad de generación en generación con mucho esfuerzo.

No tengo ninguna duda de que, en estos últimos casos de empresas con una actividad contrastada, podrían liderar la creación de empleo si fuesen capaces de adquirir el tamaño adecuado para ser competitivas. Ganando potencial, son muchos economistas los que concluyen que se conseguiría mayor competitividad. Obviamente, dentro de este diagnóstico se encuentran las empresas familiares que tienen una trayectoria contrastada, con liderazgo en su sector y con potencial de crecer.

Plan de crecimiento empresarial

Semejante visión ha tenido la Junta de Castilla y León apostando por un plan de crecimiento empresarial con el objetivo de inyectar financiación en aquellas empresas con vocación de liderazgo en su sector. No se trata de una apuesta por el corto plazo, sino conseguir que las empresas pequeñas sean medianas, las medianas sean grandes y las grandes lleguen a ser multinacionales familiares. Otros proyectos similares los encontramos en Alemania, donde el tamaño medio de sus empresas duplica al de las españolas, lo cual les permite tener una estructura más productiva y competitiva.

Fijándonos en el ejemplo de los Lander alemanes, aprovechando el know how y trayectoria preexistente de pymes líderes, estas compañías pequeñas aumentarían la productividad, eficiencia y competitividad. O lo que es más importante, seríamos capaces de crear empleo más rápido y de mayor calidad.

Financiación

Razonablemente, los agentes financieros parecen estar dispuestos a apoyar proyectos en crecimiento. Zozobraremos no obstante la financiación si no contamos con el apoyo de la parte administrativa en este intento. Administración y decir no a las empresas parecen ir de la mano, incluso algunos deben pensar que oponerse a la empresa es sinónimo de buen hacer y de compromiso funcionarial, cuando lo que conllevan estas actitudes es a no prestar ayuda proactiva a determinadas situaciones que implican una actividad económica importante y, por tanto, creación de riqueza.

Juzguemos a la empresa de manera positiva y seamos conscientes de las implicaciones negativas que las decisiones administrativas -o retraso en las mismas- tienen en la economía real y en la creación de empleo. Unívocamente, necesitamos que la voluntad política existente en favor de la empresa cale entre los estratos administrativos con los que la empresa está obligada a relacionarse.

Voluntad de crecer, además de poder crecer, es la segunda cuestión a debate, y este punto ya corresponde a las propias empresas tomar su decisión. Entendemos que las dificultades que entraña la actividad empresarial en algunas ocasiones provoca que las familias propietarias sean conservadoras a la hora de tomar decisiones de inversión y de creación de empleo. Necesariamente en este punto es cuando debe entrar la formación y el reconocimiento social. Tomar decisiones no es sencillo, incluso cuando se puede crecer porque algunas compañías se sienten cómodas en una situación de estabilidad en años. Únicamente, lo que necesitan estas empresas y empresarios es un empujón, a través de la formación y a través del reconocimiento social a su trabajo.

Competitividad 

Si tuviese que resumir mi opinión con una frase, concluiría manifestando que tenemos una situación macroeconómica y financiera favorable al crecimiento y que a partir de aquí son las empresas las que deben tomar la decisión de apostar por acomodar su tamaño a los requerimientos de competitividad en su sector.

No es sencillo, pero en Castilla y León contamos con las bases de ciertas compañías con potencial de liderazgo que podrían tirar del carro de la actividad real y el empleo en nuestra región.

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