Nombrar el apellido Osborne es hacer referencia a una de las sagas familiares más importantes de la historia vitivinícola de nuestro país, cuyas raíces se encuentran estrechamente ligadas a los vinos de Jerez.
Sin embargo, una rama de la familia decidió iniciar a mediados de los años 90 un proyecto de vinos de finca fuera de la provincia gaditana. Aunque mantienen vinculación con el Grupo Osborne, del que son socios, Borja Osborne, consejero delegado de Compañía de Viñedos Iberian, y sus 5 hermanos decidieron emprender una nueva aventura empresarial cuya primera parada estaba marcada de antemano: Ribera del Duero.
“Teníamos muy claro que queríamos que nuestro primer proyecto se desarrollara en Ribera del Duero. Realmente nos gustaba mucho la personalidad que desarrolla la uva tempranillo en buenos suelos de diferentes partes de esta comarca y eso lo encontramos en la Finca el Quiñón, donde se localiza el Pago de Chafandín”, precisa el empresario.
Finca en Pesquera de Duero
En 2000 compraron esta finca en Pesquera de Duero (Valladolid), que cuenta con 20 hectáreas de viñedo viejo; y ese mismo año construyeron la bodega Viñas del Jaro.
En la actualidad poseen 45 hectáreas de viñedo, todas ellas en la propiedad, con las que elaboran Jaros, un coupage del vino que procede de la uva de los diferentes sectores en los que se encuentra dividida la finca y sus pagos, que pasa 15 meses en barrica francesa y del que elaboran un máximo de 100.000 botellas al año; Chafandín, un monovarietal de tempranillo con uvas procedentes del pago homónimo y una producción de entre 10.000 y 15.000 botellas por añada, que envejece hasta 20 meses en barricas francesas de 300 litros; Sed de Caná, a partir de una selección del Pago de Chafandín, que sólo se elabora en las mejores añadas, con una limitadísima producción por debajo de las 2.000 botellas, de las que la bodega exporta el 80% y con un paso de entre 20 y 22 meses en roble francés; y Sembro, un tinto roble con cuatro meses de barrica.
El consejero delegado de la compañía señala que no tenían intención de entrar en esta gama de tintos, “pero un cliente estadounidense nos pidió un vino con un carácter más primario y frutal y con menos crianza en barrica y elaboramos una partida de 50.000 botellas de Sembro. Gustó tanto que en la actualidad comercializamos 400.000 botellas y es la gama en la que más crecemos”.
En varias denominaciones
El proyecto va mucho más allá de Ribera del Duero, ya que la compañía cuenta con presencia en las principales regiones con denominaciones de origen vitivinícolas. Así, la segunda parada fue el Priorato, con la bodega Cal Grau; en 2003 desembarcaron en Toro, con Viñedos del Sayago, en Morales de Toro (Zamora), con una finca en propiedad de 20 hectáreas donde elaboran 30.000 botellas de Yaso, con un máximo de un año en barrica y del que exportan el 85%.
En Rueda, la empresa tiene seleccionados varios viñedos viejos mediante acuerdos a largo plazo con viticultores y elabora el vino en las instalaciones de una bodega “amiga” de la zona. Así implanta sus criterios técnicos, tanto en el campo como en la elaboración, para sacar al mercado 50.000 botellas de dos vinos con la misma marca, Viña Oropéndola, tanto un 100% verdejo como un blanco fermentado en barrica. De éstos exportan el 80% y sus principales mercados son Suiza y Holanda. Además, elabora un tinto, denominado Caradura, acogido al sello de Vino de la Tierra de Castilla y León.
Proyecto en El Bierzo
En nuestra comunidad autónoma desarrollan uno de sus últimos proyectos, en concreto en El Bierzo, donde están a punto de cerrar un acuerdo para elaborar un tinto 100% de la variedad mencía, procedente de un viñedo muy viejo y que verá la luz después del verano. También cuentan con bodegas en Rioja, Cava y Penedés.
Una próxima producción de 5.000 botellas de Albariño, en la Denominación de Origen Rías Baixas, de una finca de sólo cinco hectáreas y cuya marca será Rol de Larosa; una iniciativa “súper premium” en Jerez, en lo que representa una vuelta a sus orígenes; y Aromaz, un vino procedente de una finca de 700 hectáreas en Moral de Calatrava (Ciudad Real), con una producción inicial de 18.000 botellas y una perspectiva de comercializar 30.000 botellas en dos años, dan idea de la frenética actividad de Compañía de Viñedos Iberian, a pesar de la complicada coyuntura económica.
La empresa elabora en total 1 millón de botellas bajo la supervisión del zamorano Álvaro Trigueros, su director técnico, y su objetivo es alcanzar en dos años un máximo de dos millones, aunque Borja Osborne puntualiza que su reto no es tener grandes producciones “ni entrar en guerras de precios ni vinos de gama baja”. Están presentes en más de 30 países y desde el año 2000 han invertido 24 millones de euros en sus proyectos vitivinícolas, de los que un 60% corresponde a Castilla y León. La plantilla alcanza las 40 personas y su cifra de ventas ronda los cuatro millones de euros.
Borja Osborne y sus hermanos integran la sociedad patrimonial Grupo Pinaleta, donde además de Compañía de Viñedos Iberian se integran otros negocios vinculados con el sector inmobiliario y turístico, aparte de contar con una cartera de participaciones industriales.