Cómo sufren la crisis los sectores industriales de Castilla y León

Por: Carlos Martín Tobalina
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Permítanme que inicie esta reflexión negando la mayor: no creo en el concepto tradicional de crisis económica al que aburridamente acudimos con demasiada frecuencia los que entramos a formar parte del escenario económico. Desde 2007, venimos anunciando y sufriendo un proceso de crisis (aunque algunos lo llegaron a negar en su momento) y hemos perpetuado este concepto a la fase actual de recesión o depresión en la que el país se encuentra ya inmerso. Los agentes que formamos parte del ecosistema de la economía regional tenemos la responsabilidad de trabajar por la rápida salida de un ciclo económico depresivo que nos deja un descenso en la producción de bienes y servicios, una disminución pronunciada del consumo, una contracción de la inversión, un incremento del desempleo y una caída acelerada de los beneficios y cotizaciones bursátiles.

¿Les suena toda esta concatenación de efectos en la economía española? Pues bien, si los unimos a una caída continuada o estancamiento del PNB, son todos ellos la plasmación de lo que se denomina como recesión (o si hablamos en plazos temporales más prologados, depresión). Flaco favor haremos a nuestra economía si seguimos equivocando términos y no aceptamos la realidad de una recesión (o incluso depresión futura) en la que estamos inmersos. Éste es el hábitat al que debemos acostumbrarnos en los próximos años y sobre el que debemos actuar con medidas para fortalecer nuestras bases de crecimiento futuro. Sólo asumiendo el hecho de que estamos inmersos en un proceso recesivo de nuestra economía, más allá de la crisis coyuntural (ruptura de ciclo) que tuvo lugar en los años 2007-2008, podremos sentar las bases de una firme recuperación.

Ésta es la realidad que se nos presenta, una realidad sembrada de dificultades de un mercado absolutamente inmerso en la incertidumbre de un consumo estancado, dependiente de un sistema financiero cada vez más restringido y que en una injusta acción pendular reduce su necesario papel de cofinanciador de actividades generadoras de empleo, pretendiendo así purgar su enorme responsabilidad de haber alimentado y animado un sistema productivo débil para el que este país no estaba preparado. Un sistema industrial hiperdependiente de sectores de dudoso valor añadido y alto contenido especulativo cuyo estancamiento ha generado la depresión de la economía nacional en la que estamos hoy inmersos. El Gobierno de España ha reaccionado tarde y sin criterio trasladando al sistema económico otra variable si cabe más peligrosa, la incertidumbre y la desconfianza.

Créanme, me duele presentar esta fotografía, pero es la realidad que vivimos en el entorno industrial y no aceptarla supone engañarse y perder tiempo necesario para gestionar la recesión y adoptar medidas de presente y futuro. La crisis la debemos entender en un perfil coyuntural, nuestra economía está en un proceso estructural depresivo, un ciclo bajo cuyo final no tiene aún fecha, por mucho que se afanen los gurús del sistema económico en aproximar fechas.

Efectos en Castilla y León

¿Cómo afecta esta recesión a los sectores industriales que presentaba en el blog anterior? De los sectores que hemos denominado estratégicos, la automoción sufrirá un estancamiento en el mercado nacional que afectará al año 2011 y que generará una depuración en parte de las capacidades industriales de fabricantes y proveedores del país. Sin embargo, en el caso de Castilla y León, la asignación de proyectos industriales a los fabricantes regionales les permitirá (siempre y cuando se siga haciendo un esfuerzo en la exportación) mantener la producción con medidas más o menos artificiales de soporte de la actividad. El sector agroalimentario tiene menos capacidad de exportación que el anterior, si bien el mercado nacional está más sujeto que en el caso de la automoción. Además, en el ámbito regional tenemos la ventaja de contar con empresas de capital local que invierten en tecnología y en la internacionalización de sus productos, lo que fortalecerá el sector; si a todo ello le añadimos la capacidad de un sector que controla la propiedad de la decisión estratégica y que es propietario de los recursos propios generados por nuestra tierra (lo que le da visibilidad en su cadena de valor), nos lleva a concluir que el sector aprovechará este período de estancamiento para fortalecerse.

El segmento de sectores emergentes está notando menos la recesión económica ya que son actividades que sin estar al margen del mercado más tradicional, basan su desarrollo y crecimiento en productos de alta especialización y tecnología para los que han tenido que desarrollar una estrategia de diversificación de clientes y mercados, lo que les genera unas expectativas de futuro esperanzadoras por su alto índice de competitividad. Dos consideraciones con respecto a los sectores emergentes de energías renovables y de tecnologías de la información.

En el primer caso, se ha dado un estancamiento producto de la absoluta irresponsabilidad del Gobierno de España en la gestión de su normativa de régimen tarifario que primero ha llevado al sector a un excesivo crecimiento, para luego frenar su crecimiento con un decreto que paraliza su desarrollo en territorios imprescindibles para el futuro industrial de Castilla y León. En cuanto al caso de las tecnologías de la información, el problema es distinto, ya que la recesión ha obligado a una reducción de la oferta pública de compra de estos servicios que suponían para la media del sector más del 50% de su mercado, con la consiguiente afectación a las empresas de menor dimensión que sin ser propietarias de tecnologías propias no pueden defender su producto ni competir con la mayor dimensión de las grandes empresas del sector que han regionalizado sus negocios.

En cuanto a las empresas de negocios históricos (madera, textil, piedra natural), son sectores que aún controlando el acceso a la materia prima en su entorno, están ligados al sector de la construcción y han sido arrastrados por la caída del mismo. Los planes de estos sectores con un inmenso valor para nuestra economía regional por el peso que tienen en el ámbito rural se enfocan a una diversificación de los mercados y en una progresiva innovación en sus procesos productivos.

4 comentarios

  1. Me parece un acertado análisis de la situación actual de la economía regional y logrado además en un espacio breve, como es un blog.

  2. Te felicito por tu valentía a la hora de analizar los retos y amenazas de los diferentes sectores de la comunidad autónoma. Siendo un alto cargo de la Consejería de Economía, eres capaz de advertir, y por escrito, algunos de los riesgos de nuestros sectores, algo impensable en otros departamentos de la Junta. Pensaba que este blog iba a ser una loa a la política industrial de la junta y veo que me equivocado. Sigue por ese camino.

  3. Buen análisis, aunque a toro pasado. Pero falto de conclusiones.

    Por cierto, pertenezco al sector TIC de Castilla y León. Otro gallo nos cantaría si la administración confiara en las empresas regionales serias, que las hay, en lugar de dar pelotazos a las “grandes”. ¿O tiramos de “perfil del contratante” de diputaciones, ayuntamientos y Junta?

  4. Muy propicia esta reflexión crítica sobre el tan omnipresente y eufemístico como cansino concepto de crisis económica, máxime cuando el análisis se detiene en nuestros sectores industriales regionales que, si bien viven y se desviven con los vaivenes nacionales, determinan de una manera propia la actual circunstancia económica de Casilla y León. Acertado en su contenido y, más aún, en el necesario descenso de lo global a lo regional.

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