Uno de los errores de base que se suele cometer a la hora de trabajar con Internet es el lanzarse cual pollo sin cabeza a la arena. Cierto es que el menos pensar y más trabajar muchas veces es un valor, pero en Internet eso no es así. Has de contar con una estrategia.
Estrategia. Qué palabra tan bonita. Pero, ¿qué es la estrategia? El DRAE nos lo define de la siguiente manera:
estrategia.
(Del lat. strategĭa, y este del gr. στρατηγία).
1. f. Arte de dirigir las operaciones militares.
2. f. Arte, traza para dirigir un asunto.
3. f. Mat. En un proceso regulable, conjunto de las reglas que aseguran una decisión óptima en cada momento
Como no somos militares y aquí parece que lo de dirigir da mucho miedo (dar órdenes no es dirigir; lo cual dará para otro post), nos quedamos con la última parte de la definición, la matemática, la que habla de decisiones óptimas.
Decisiones
Y es que para poder estar en Internet hay que tomar una serie de decisiones óptimas que vienen de la estructura de nuestro negocio, de los esfuerzos que vamos a dedicar y, esencialmente, del objetivo que pretendamos con nuestra presencia. ¿Quieres vender? Entonces habrá que buscar clientes que estén dispuestos a comprar. ¿Están esos clientes en Redes Sociales o en foros, marketplaces (existen), webs de competencia, blogs u otro sitio? ¿Igual ni siquiera están en Internet hoy, pero dentro de un año o dos sí lo están?
Por eso hemos de poner negro sobre blanco ese conjunto de reglas para tomar la decisión óptima en cada momento, pensar en el medio y largo plazo para tener un plan de acción continuado en el tiempo.
Esto es la estrategia.
Estrategia no eres tú mientras me miras con los ojos llorosos por haber creado tu primera crisis de reputación y renegando de la gente que te ha maltratado (según tu criterio) en Internet porque has usado unas palabras fuera de lugar o que podían dar lugar a malinterpretaciones.
Estrategia es el dinero que te va a costar recuperarte de esa liada que has montado.
Estrategia es que me cuentes con pelos y señales todos los recovecos de tu negocio para que pueda entenderlo y, además, no lo dejes todo en mis manos sino que entiendas que esto es una labor en la que te tienes que implicar porque si no, perderemos el control los dos, tú de tu comunicación y yo de lo que quieres comunicar.
Recuerda el famoso anuncio: la potencia sin control no sirve de nada.
