El verano ha sido propicio para recibir buenos datos sobre la evolución del Indice de Producción Industrial (IPI) en España, cifras que han sido superadas en el ámbito regional de Castilla y León.
Llevamos 8 meses de continuo crecimiento de este índice por encima de la media española, algo que denota el impulso del sector industrial en Castilla y León y su incidencia sobre la inversión y el empleo ligados a esta área de actividad clave para la recuperación de nuestra economía.
El IPI es un índice coyuntural que refleja la evolución de la actividad industrial (excluida la construcción). En este sentido, toda tendencia sostenida de crecimiento del IPI refleja un crecimiento en la actividad industrial que incide en la actividad y el empleo de este sector. Sin embargo, y para ser objetivos, conviene tamizar interpretaciones excesivamente optimistas sobre la evolución de este indicador de coyuntura económica.
Producción energética
Uno de los factores que más ponderan la evolución del IPI es la producción energética, sobre la que Castilla y León es una comunidad autónoma netamente exportadora (1 de las 3 regiones españolas con el nivel de producción más alto), de ahí que cuando existe un repunte de actividad en distintos sectores, el crecimiento en la demanda energética beneficia el crecimiento del IPI regional en mayor medida, de la misma forma que cuando existe una disminución en la demanda energética doméstica española, el descenso del IPI regional suele ser superior que el descenso medio del mismo índice en ámbito nacional.
Durante los últimos 2 años y los 2 años próximos, estamos asistiendo a un proceso de inversión en bienes de equipo en el panorama nacional para cumplir con las exigencias de producción de mercados internacionales a los que la industria española (y especialmente la de Castilla y León) ha enfocado sus esfuerzos exportadores.
Automoción
Este hecho lo podemos comprobar singularmente en el caso del sector industrial de la automoción, la industria más importante del panorama nacional y regional que ha sido capaz de demostrar su competitividad y obtener para nuestras plantas españolas planes industriales que conllevan grandes inversiones en ejecución actualmente y que determinan, en parte, la tendencia alcista del IPI.
Castilla y León se ve especialmente beneficiada por las inversiones en bienes de equipo de este sector industrial durante los últimos meses, y su incidencia en próximos meses será previsiblemente positiva.
Prudencia
Ahora bien, conviene ser prudentes a la hora de proyectar un excesivo optimismo sobre el crecimiento del IPI tanto regional como nacional ya que existen factores que van a poner en riesgo esta tendencia alcista en próximos meses. Por un lado, vamos recibiendo información y síntomas que confirman cierto agotamiento de los mercados principales de la Zona Euro a los que destinamos las exportaciones regionales (Alemania, Francia e Italia), los cuales han ralentizado su crecimiento.
De confirmarse esta deriva, la demanda de bienes afectará negativamente a la evolución de nuestra balanza comercial, si bien esta previsión para el caso de Castilla y León y a muy corto plazo va a neutralizarse con la necesidad de exportar y llenar los canales comerciales de estos mercados con los nuevos productos fabricados en nuestras plantas como respuesta a los planes industriales a los que hacíamos referencia antes.
Más del 60% del peso de nuestras exportaciones dependen de estos 3 mercados, lo que motiva un mayor esfuerzo, si cabe, para diversificar el destino de nuestras producciones a mercados emergentes, reduciendo más el riesgo de hiperdendencia de determinados sectores y mercados.
Diversificación en mercados y en sectores industriales como fórmula para confirmar los primeros indicios de recuperación industrial, recuperación que va a tener que superar una dinámica europea muy polarizada por los problemas que empiezan a atravesar estas tres grandes economías a las que he venido haciendo referencia (unas en mayor escala que otras).