Con 4 estrellas, el antiguo palacete de influencias modernistas, eclecticismo homogéneo y pintoresquismo heterogéneo, edificado en 1914 por un indiano que hace fortuna en Cuba, parece navegar sobre el Cantábrico cuando sube la marea y el agua salina lame su entrada sobre el paseo de la Playa de Santa Marina, donde destaca entre el relumbrón de todas las casonas de su hermosa fachada marítima.
Amplitud de sus estancias, algunas con vistas maravillosas sobre el mar, grandes ventanales y altísimos techos de paredes blancas y colores neutros y baño de azulejos bicolores azul y blanco caracterizan sus habitaciones.
Solo 16 habitaciones
Con tan solo 16 estancias y rodeado de un coqueto jardín con terraza para disfrutar con el buen tiempo, a tan solo un paso de la playa, también ofrece parking gratuito. Para completar su oferta hotelera cuenta con un edificio moderno situado justo detrás del palacete, con el que comparte sus servicios centrales.
Los amenities son de Rituals y el servicio es atento y profesional. Si lo solicitas, te pueden gestionar un masaje en la habitación ofrecido por un fisioterapeuta.
Los desayunos de calidad están compuestos por fruta, zumo natural, buenos panes, tortilla de patata casera y platos calientes, que se sirven en la cafetería del hotel, que también acoge el Restaurante Naguar de Pedro Martino. Con dos menús degustación, uno más corto por 45 euros y otro más copioso por 65 euros, además te permite comer a la carta con platos como el racial Bombón de pote asturiano, la suculenta Ensalada de rúcula biológica, requesón con ají y avellana, el sabroso Variado de setas, castañas y crema de calabaza, y el Pinto a la brasa, un pescado de sedosa textura, propio de esta zona de Asturias. Entre los postres, destaca la sutil Crema de arroz con leche con helado de miel.
Restaurante Arbidel
Otra opción de nivel en Ribadesella es Arbidel. Con una estrella Michelin y liderado por el chef Jaime Uz, es flexible en cuanto a su oferta, al permitir dos menús degustación por 53 y 85 euros con opción de maridaje y también carta. En los entrantes, que alternan bocados únicos con raciones, destaca la Ostra texturizada con cítricos y brotes verdes, con un punto de cocción por encima de lo deseado; el Ceviche cantábrico de bogavante, frutas del mar y manitas tostadas, con acertada combinación del marisco y el cerdo en formato crujiente; y Sensaciones marinas y vegetales, sin duda del plato más redondo, con al menos 18 ingredientes desde berberecho hasta caviar. Correctos el Salmonete frito matices herbales, cítricos y vegetales y la Merluza romana, que conforman una carta corta de pescados que se completa con el Pixin asado con cuscús.
Por encima de los postres, destaca su abanico de panes, artesanos y de gran calidad, lo que se observa en otros locales de la zona, incluidas confiterías y tiendas delicatesen, como Aramburu, a la que se aconseja visitar para comprar quesos, laterío fino, sidras y hasta cachopos (sofisticada versión del San Jacobo, típico de Asturias, que sustituye el jamón york por filete o cecina, entre otros). Otra tienda recomendable es la chocolatería Nerian La Veguina, que hará las delicias de los niños por la multitud de figuras de chocolate que decoran sus escaparates, y de los no tan pequeños, que podrán disfrutar comprando una gran variedad de dulces, incluyendo un bombón tan irresistible como brutal elaborado con chocolate negro relleno de queso de Cabrales. La lujuria convertida en bombón.
