El IRPF español se encuentra entre los más elevados de Europa, por encima de países como Francia, Reino Unido, Alemania o Noruega, tras el último incremento aprobado por el Gobierno, que sitúa el tipo marginal máximo en el 54%, según un estudio del Instituto Juan de Mariana. Sólo Finlandia y Suecia, 2 socialdemocracias nórdicas con unos servicios públicos muy superiores a los nacionales, mantienen unos tipos impositivos comparables a los de España.
“A efectos de los tipos impositivos sobre las rentas del trabajo, España ya es una socialdemocracia nórdica más; de hecho, una socialdemocracia nórdica de las tributariamente más voraces”, subraya el estudio, que destaca que, a pesar de ello, los servicios públicos españoles son “notablemente inferiores y peores”.
Algo parecido, añade, sucede en cuanto a los tipos impositivos sobre la base del ahorro. En este caso, España deja de tener unos tipos relativamente competitivos frente a los países de su entorno y pasa a tener unos gravámenes consolidables con los de Reino Unido y Alemania. En concreto, las ganancias hasta 6.000 euros pasan a tributar al 21%; entre 6.000 y 24.000, al 25%; y a partir de esta cantidad, al 27%.
Fuga de capitales
“Teniendo en cuenta las dificultades que atraviesa la economía española y su enorme dependencia del ahorro para mantenerse en funcionamiento, la decisión de gravar las menguantes rentas derivadas del ahorro con unos tipos equiparables a los de nuestro entorno más rico y competitivo sólo puede generar una peligrosa fuga de capitales que dificultará mucho más nuestra recuperación”, indica el informe.
Europa Press