En las dependencias del Hotel Radisson, muy próximo a la Plaza de San Wenceslao de Praga, el Restaurante Alcron satisface al comensal con platos creativos sin excesos. Con una estrella Michelin y dentro de un coqueto comedor de estilo Art Decó donde destaca un precioso mural con imágenes de los locos años 20 de Nueva York, ofrece atractivos entrantes como unas ostras guillardeau o ceviche con especias. Otras especialidades son El Santiaguiño con tomate natural en rulo, La anguila ahumada al foie con remolacha, jengibre y gelatina de piña colada y La langosta con espinacas, nata y trigo. Para los postres, si le gusta el chocolate, no se pierda El Fondant con helado de Grand Marnier.
Otras opciones para disfrutar de la buena cocina checa y de unas vistas magníficas son Bellevue y U Zlaté Sudne. En el primero, lo mejor son los postres y la estampa del puente de Carlos IV, desde Stare Mesto. El segundo, ubicado en el barrio de El Castillo en lo alto de Mala Strana, ofrece una panorámica única de la ciudad medieval. Aconsejable solicitar una mesa próxima a sus amplias cristaleras para disfrutar de los pináculos góticos de la urbe y de sus cúpulas barrocas revestidas de esa pátina verde propia del bronce. El atún en sus versiones tataki y tartar, correcto; y muy logrado El Longostino tigre con carpaccio de aguacate y mango. Para elegir un buen riesling o sauvignon blanc moldavos, déjese aconsejar por el sumiller. Buen surtido de panes para acompañar la deliciosa mantequilla del aperitivo. Excelente servicio, al tanto de todos los detalles.