Con 14 años entró como botones en Caja Rural de Zamora y poco a poco, a base de esfuerzo y tesón, Cipriano García Rodríguez fue ocupando puestos de mayor responsabilidad hasta ser nombrado director general de la entidad financiera en 2003. Desde diferentes ópticas, ha sido testigo directo de la convulsa evolución del sistema financiero español en un período en el que han desaparecido históricos operadores, como las cajas de ahorro o bancos de renombre. Persona de trato afable y verbo directo, este ejecutivo nacido en Zamora hace 65 años es un hombre hecho a sí mismo y con gran capacidad de gestión de equipos, según sus estrechos colaboradores.
En su currículum también figura que es consejero de RGA Rural Grupo Asegurador y del Banco Cooperativo Español, además de formar parte del Consejo de Administración del Mecanismo Institucional de Protección dentro de la Asociación Española de Cajas Rurales. No obstante, su gran pasión es Caja Rural de Zamora, con cuya gestión ha pasado de ser una pequeña entidad focalizada en el mercado zamorano a gestionar un negocio financiero por un volumen de 5.708 millones al cierre de 2022, contar con 54.000 socios y 155.000 clientes, una plantilla de casi 350 empleados y una red de más de 100 oficinas en plena expansión, con presencia en Zamora, León, Valladolid, Orense y Madrid.
En esta entrevista, García Rodríguez repasa su dilatada trayectoria profesional, que ha sido reconocida por la sociedad civil con un multitudinario acto de homenaje celebrado recientemente en su ciudad. Pese a los profundos cambios en el sector financiero durante este medio siglo, reconoce que la competitividad “sigue siendo la misma” y confiesa que nunca llegó a pensar que “nuestros competidores directos, las cajas de ahorro, por su trayectoria, su potencial e implantación dejarían de existir”.
PREGUNTA: Cuando usted entró a trabajar de botones en Caja Rural de Zamora en 1973, teníamos pesetas y duros, no existía Internet ni dispositivos electrónicos ni por supuesto banca online. ¿Era más sencillo el negocio financiero?
RESPUESTA: Han pasado muchos años de esos inicios en 1973, era una época completamente distinta y el negocio bancario siempre ha sido y es muy competitivo. Está claro que hoy las nuevas tecnológicas, los dispositivos electrónicos y la nueva forma de hacer banca han cambiado el modelo, pero creo que la competitividad sigue siendo la misma.
P: Usted, que ha sido testigo directo de medio siglo del sector financiero en España, ¿cuáles son los cambios que más le han sorprendido?
R: Han pasado muchos acontecimientos en estos 50 años en la banca española, pero indudablemente nunca llegué a pensar que nuestros competidores directos, las cajas de ahorro, por su trayectoria, su potencial e implantación dejarían de existir.
Mantener la calma
P: En 2003 es nombrado director general de Caja Rural de Zamora, desde luego que no se ha aburrido: crisis financiera de 2007, pandemia mundial en 2020 y nueva crisis en 2023 por la invasión de Ucrania. ¿Cómo ha afrontado esos duros momentos?
R: La verdad es que siempre que ocurre una crisis, del tipo que sea, parece que todo puede desembocar en un desastre, pero lo cierto es que desde Caja Rural de Zamora siempre hemos mantenido la calma, y hemos sido fieles a una forma de hacer banca que nos caracteriza. Nuestro mayor valor es saber adaptarnos en cada momento a las circunstancias, nuestro volumen y consistencia nos facilita una reacción rápida.
P: ¿Su dilatada trayectoria profesional le ha ayudado a gestionar con perspectiva histórica esas crisis?
R: Sí, después de tantos años la experiencia te dice que amanece todos los días, pero el haber afrontado momentos profesionales complicados, con templanza, te hace moderar siempre las decisiones.
P: ¿Cuál es el peor momento que ha afrontado como gestor de la caja?
R: Sin duda alguna, la crisis interna financiera de esta entidad de 1994; la intervención del Banco de España fue traumática y dura. Gracias al apoyo y fidelidad de los socios y clientes fieles de Caja Rural de Zamora y la ayuda de la Asociación Española de Cajas Rurales pudimos, siendo fieles a nuestro modelo, salir adelante y acreditarnos como una entidad de referencia.
Independencia
P: Como usted recuerda, la crisis financiera de 2007 se llevó por delante a las 6 cajas de ahorro de Castilla y León, algunas de las cuales tenían unos consejos de administración muy politizados. ¿Temió que ocurriese lo mismo con las cajas rurales?
R: Nuestro modelo siempre ha sido distinto, hemos pretendido que la entidad esté por encima de intereses externos, si le va bien a la Caja Rural, seguro que podemos ayudar a los territorios, las empresas y las familias donde operamos. Hubo algunas presiones, pero siempre hemos tenido clara nuestra independencia.
P: Y hablando de crisis financieras, ¿teme que el suceso de Credit Suisse termine contagiando al sistema financiero español?
R: No tengo toda la información al detalle del proceso de la crisis de Credit Suisse, ahora bien, todo apunta a una casuística puntual bancaria europea, aunque indudablemente estamos hablando de un banco importante.
Complicidad con socios y clientes
P: Desaparecen las cajas de ahorro, desaparecen bancos históricos, pero quedan las cajas rurales. ¿Por qué sobreviven?
R: Nosotros siempre lo hemos dicho, si no existieran las cajas rurales, habría que inventarlas. Nuestra fortaleza ha sido, y es, ser fieles al modelo de banca personal, cercana y de confianza que representamos. El modelo federal de las cajas rurales ha demostrado ser favorecedor del desarrollo socioeconómico de los territorios donde tenemos actividad. Además, nuestra comprensión y complicidad con nuestros socios y clientes hace que estemos al lado de sus inversiones y proyectos.
P: Las cajas rurales van contra corriente y, en vez de cerrar oficinas, están abriendo sucursales.
R: Así es, vamos contra corriente del sector bancario. Ahora bien, el balance demuestra que la Caja continúa creciendo y nuestro modelo de cercanía, con moderación, necesita de la presencia física de nuestras oficinas, sin olvidar que hoy somos, al igual que la gran banca, capaces de prestar todos los servicios digitales y tecnológicos.
Exclusión financiera
P: ¿Cómo valora la exclusión financiera del mundo rural de Castilla y León?
R: Nosotros somos los últimos de una forma de hacer las cosas, no hemos cerrado ningún punto de atención al cliente, seguimos abriendo oficinas y en muchas zonas nos están dejando solos. Para nosotros, la fidelidad y lealtad de miles de clientes del mundo rural, origen y razón de ser de esta caja, ha sido y es una razón más que suficiente de principios para mantenerles el servicio y en medida de nuestras posibilidades aumentando.
P: Con un sector financiero cada vez más concentrado en España, parece que las cajas rurales han encontrado un nicho de mercado con su banca de proximidad.
R: Nosotros llevamos más de 100 años haciendo lo mismo, lo mismo que hicieron otros, en Castilla y León una gran mayoría de las familias y de las empresas necesitan una atención directa y profesional.
P: De hecho, en la encuesta anual que publica Castilla y León Económica, las cajas rurales son elegidas como las mejores entidades financieras, según la opinión de los empresarios y directivos.
R: Agradecemos el apoyo de miles de empresarios de esta comunidad autónoma que valoran la trayectoria y la forma de hacer de las cajas rurales, y en particular de la nuestra. Pienso que esta valoración acredita el sentido de utilidad de esta caja y que las cosas se están haciendo bien.
P: ¿Cómo define su modelo de gestión?
R: No es fácil hablar de uno mismo, quiero destacar que cuento desde hace muchos años con un equipo fantástico de profesionales a mi lado. Somos una gran familia y creemos que el proyecto de esta caja rural es absolutamente ilusionante y motivador. Estamos convencidos de que nuestra labor diaria nos reporta la satisfacción de saber que contribuimos a generar riqueza y empleo, que contribuimos al desarrollo empresarial, de los autónomos y particulares, en resumen, estamos al lado de todos sus proyectos de vida.
Retos
P: ¿Cuáles son los principales retos que afronta Caja Rural de Zamora en la actualidad?
R: Estamos en una continua adaptación a los tiempos y los usos, nuestro principal reto es, manteniendo la esencia de los valores de la caja, ser capaces de mejorar los servicios financieros a todos los estratos sociales y económicos.
P: Su caja afronta una prudente expansión geográfica y ya tiene 2 oficinas en el competitivo mercado madrileño, ¿qué tal les va en la afiebrada Madrid?
R: Nuestro desembarco en Madrid ha venido provocado por una necesidad de prestar servicio tanto a clientes particulares como a empresariales que ya teníamos en Madrid, así como las delegaciones de muchas de estas empresas. Estamos satisfechos e ilusionados, creemos que podemos hacer grandes cosas en un entorno tan complejo, pero a la vez tan importante y con tantas posibilidades.
Despoblación
P: La caja tiene su sede en Zamora, donde la despoblación parece una maldición bíblica. ¿Se puede revertir ese fenómeno?
R: Caja Rural de Zamora siente una preocupación especial por el deterioro poblacional de nuestra tierra, estamos tratando de apoyar todo tipo de iniciativas, económicas, sociales, culturales, deportivas, etc., pero está claro que hoy no es suficiente con el esfuerzo que hacemos los que quedamos aquí. Si no hay mecanismos de discriminación positiva que favorezcan la diferencia económica que padecemos respecto a otros territorios, nos parece muy difícil recuperar el pulso vital. Esto sólo se consigue con una unión real, institucional y empresarial, siendo reivindicativos y explicando, con realismo y energía, nuestra situación ante los estamentos correspondientes.
P: Zamora también tiene, salvo honrosas excepciones, una escasa vocación empresarial.
R: Zamora es un territorio maravilloso, con unas posibilidades inmensas, pero sin esa ayuda prioritaria y fundamental que necesita esta tierra no se puede pedir más a los pocos que quedamos aquí tratando de impulsar la provincia.
P: Despoblación, escasa actividad empresarial, población cada vez más envejecida, ¿cómo ve a Zamora dentro de 50 años?
R: Sólo tengo palabras de esperanza y de mejora, no sé si es una realidad, pero sí un deseo personal de un zamorano, al igual que todos los demás, que sólo quiere lo mejor para su tierra.
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