China no es una economía de mercado, pero sus decisiones afectan de forma sensible a las economías que sí que se someten a los criterios de mercados libres.
Las recientes medidas tomadas por el Gobierno chino para revitalizar su economía, devaluando su moneda, y propiciando la salida en masa de producto chino al exterior, ha vuelto a poner en alerta a la UE en su siempre controvertida interpretación de las medidas correctoras ante una avalancha comercial de economías no de mercado, como es el caso de la economía china.
El sector industrial más afectado en Europa está siendo en el corto plazo el siderometalúrgico. En el caso español, las importaciones de este sector desde China están creciendo durante los últimos meses por encima del 30%, factor que afecta claramente a las acerías y fundiciones que desarrollan su actividad fabril en las cornisas cantábricas y mediterráneas de nuestra península.
Voz de alarma
En Europa, la voz de alarma se ha encendido por países que se han visto afectados de forma crítica, especialmente Gran Bretaña, quien ha impulsado una reunión del Consejo de Competitividad de la UE para intentar acelerar medidas correctoras o defensivas para detener la entrada indiscriminada de una materia prima a un precio sobre el que no se puede competir en igualdad de oportunidades.
En este caso, los británicos, que tantas y tantas veces han enarbolado la bandera del libre comercio a su antojo, han visto amenazado un sector sobre el que se deposita un importante peso industrial de aquel país. Tal es el caso, que en pocos meses se han visto afectados más de 2.000 puestos de trabajo de su industria siderometalúrgica.
Países sometidos a leyes de mercado como EEUU han tenido la voluntad de reaccionar rápidamente a este movimiento de China imponiendo una tasa a la entrada de producto siderometalúrgico en aduana. En Europa, hoy, este tipo de medidas son imposibles. En la conciliación de un sistema excesivamente burocrático y la contemplación a los intereses de 27 Estados Miembros, está la debilidad a la hora de tomar decisiones críticas, o más bien a la hora de no tomarlas.
España
En el caso que nos ocupa, existe consenso entre las comunidades autónomas españolas y el Gobierno de España en defender nuestra industria siderometalúrgica. El incremento de estos productos de China puede neutralizar en parte el avance de la tasa de cobertura de la balanza comercial española.
En el caso de Castilla y León, no tenemos grandes acerías ni fundiciones del tamaño de las cantábricas. Tenemos, eso sí, un sector industrial muy ligado al metal y algunas fundiciones en nuestra región que podrían verse afectadas.
La defensa de la industria en Europa debe tomarse en serio desde todas las perspectivas, no sólo la monetaria, la fiscal y la laboral, también y especialmente, una política arancelaria capaz de combinar las leyes básicas de una economía de mercado con la protección a nuestra industria. De no ser así, estaremos exportando capacidades productivas a mercados emergentes y no basados en economías de mercado.
Las decisiones se han de tomar de forma rápida, los efectos de las decisiones del Gobierno chino en su política comercial son ya más que evidentes en las balanzas comerciales de las potencias europeas.