Castilla y León registró un ratio de 12,2 casas rurales por cada 10.000 habitantes en 2010, dato que la sitúa en el primer puesto del ranking nacional, por delante de otras comunidades autónomas como Asturias y Navarra (con 12 y 10 alojamientos de este tipo de media). Este resultado se debe al incremento del 3,9% en el número de establecimientos rurales experimentado en la región (hasta alcanzar los 3.115) y a la pérdida de población (en torno a 4.000 ciudadanos).
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