CaixaBank presentó este miércoles en Burgos el número decimoséptimo de la Colección Comunidades Autónomas de CaixaBank Research, correspondiente a la economía de Castilla y León, donde destacó el reto sociodemográfico como uno de sus principales desafíos.
Esta serie de publicaciones tiene como objetivo contribuir al conocimiento de la realidad económico territorial de las distintas regiones que conforman el conjunto de España, a través de la realización de diagnósticos estratégicos que estudian cada uno de los principales componentes socioeconómicos regionales de forma individualizada.
La presentación del informe contó con la presencia de Belén Martín y José Ramón Diez Guijarro, directora territorial y director de Economía y Mercados de CaixaBank, respectivamente; Diego Vizcaíno, director de análisis económico de AFI y autor del informe; y Carlos Fernández Carriedo, consejero de Economía y Hacienda de la Junta.
Fortalezas y oportunidades económicas
El diagnóstico estratégico territorial de Castilla y León analiza las fortalezas y oportunidades, así como las debilidades y amenazas a las que se enfrenta la región. En este sentido, Martín señaló en la presentación “la labor de los empresarios y de las empresas como piezas clave para la recuperación económica porque son las generadoras de riqueza y empleo estable a largo plazo”.
Con la metodología de los volúmenes anteriores, a través de la cual se ha contado con el apoyo de estadísticas e informes oficiales, programas institucionales en curso, y opiniones de destacados actores empresariales, sociales e institucionales de la región, se han analizado los principales componentes socioeconómicos de Castilla y León, haciendo especial hincapié en los procesos demográficos, territoriales, económicos, tecnológicos y medioambientales. Esta publicación tiene como objetivo contribuir de manera efectiva al debate actual de la región y proveer un punto de partida para articular las políticas económicas que permitan aprovechar un futuro repleto de retos y oportunidades.
Desierto demográfico
El balance socioeconómico de Castilla y León pone de manifiesto los principales retos a superar por la región, teniendo en cuenta sus debilidades, pero sobre todo poniendo en valor y explotando sus fortalezas.
Las dinámicas demográficas y los desequilibrios territoriales son los principales aspectos que limitan el desarrollo regional. Tras décadas de emigración, declive natural y envejecimiento, Castilla y León se sitúa entre las regiones europeas con un mayor desafío sociodemográfico. La inercia negativa se agudiza en las amplias áreas rurales despobladas de la región.
El 70% de los municipios castellanos y leoneses se encuentran en una situación de desierto demográfico, al no lograr rebasar el umbral de los 10 habitantes por kilómetro cuadrado. Pese a los esfuerzos de las iniciativas de cohesión territorial y el desarrollo de las infraestructuras de transporte, los desequilibrios territoriales se han acentuado, lo que obliga a replantear e intensificar las políticas públicas orientadas a mitigar esta situación.
Este reto sociodemográfico coloca a Castilla y León en un momento histórico trascendental, que exige medidas coordinadas y transversales de gran calado.
Repoblación de las áreas rurales
Minimizar dichos riesgos pasa por revertir las debilidades y aprovechar las diversas oportunidades detectadas. Ejemplo de ello son las posibilidades de reordenación funcional del territorio y las iniciativas de inversión y repoblación de las áreas rurales, cuya baja densidad y calidad ambiental son valores en alza. De hecho, Castilla y León es una de las regiones más extensas de Europa –supera en superficie a diecisiete países de la UE–. La reorganización territorial puede servir para implementar la cartera de servicios en las cabeceras y subcabeceras comarcales, esenciales para la articulación y viabilidad de los ámbitos rurales. Un modelo que apueste por la racionalización, cobertura y rango de los servicios prestados y, en consecuencia, mejore la calidad de vida de la población y atracción de estos territorios.
Propiciar un sistema territorial más equilibrado y cohesionado, que amplíe las posibilidades de desarrollo socioeconómico y competitividad de las actividades económicas, requiere en Castilla y León un esfuerzo adicional. La extensión territorial y barreras orográficas, junto con la escasa densidad demográfica y atomización de la estructura municipal, elevan los costes de la gestión de las infraestructuras y transportes. La integración territorial ha avanzado sensiblemente gracias a los nuevos ejes de alta capacidad por carretera y expansión de la red de alta velocidad.
No obstante, siguen pendiente la conclusión de ejes de vertebración interna como el Valle del Duero, así como modernizar el transporte ferroviario interno de pasajeros. Otra necesidad en materia de transportes es el desarrollo de los corredores de mercancías. La integración en el Corredor Atlántico transeuropeo es estratégica para las exportaciones y suministros de la industria regional.
Tecnologías digitales desplegadas
Más crucial que las infraestructuras físicas para el futuro de los municipios castellanos y leoneses es el grado de accesibilidad y las tecnologías digitales desplegadas. Proporcionar una cobertura de banda ancha de alta velocidad (incluyendo la tecnología 5G) puede ser hoy más eficaz que la multiplicación de equipamientos físicos convencionales. Los nuevos modelos de movilidad colaborativa y smart mobility, más flexibles y adaptados al territorio, mejorarían significativamente la accesibilidad y funciones de las cabeceras o nodos territoriales, y son en sí mismos una fuente de empleo (generan nuevas demandas y servicios, anteriormente inexistentes o incompletos).
Es el momento de aprovechar las nuevas tendencias de redescubrimiento o valorización social del medio rural (amplificadas tras la crisis Covid-19). La promoción residencial y el sector de la rehabilitación tienen un amplio margen de desarrollo en Castilla y León. Asimismo, la recuperación de actividades y profesiones en el medio rural, aprovechando el teletrabajo, debe apuntar a los nichos de empleo y demandas con mayor proyección identificados en el estudio.
El estudio refleja que la eficacia y los resultados de una estrategia regional de desarrollo socioeconómico a largo plazo requiere aunar la formación orientada al empleo activo y el emprendimiento, que intensifique las interconexiones entre las empresas, sistema educativo y centros de innovación y, en definitiva, contribuya a mantener uno de los principales activos de Castilla y León, como es su destacada especialización industrial.
FP puntera
A este respecto, un sistema educativo proactivo puede despertar o promover las vocaciones científico-tecnológicas y el gen emprendedor, actuando desde las etapas educativas tempranas. Es preciso seguir avanzando en una Formación Profesional puntera, integral y transversal, incorporando a los mejores profesionales y estrechando los vínculos con las empresas, a través de la Formación Dual y los Centros Integrales.
La viabilidad y crecimiento de los sectores tractores va a depender de su adaptación a la cuarta revolución o transformaciones tecnológicas de la Industria 4.0 (particularmente, incidiendo en la electrificación del sector del automóvil). Al mismo tiempo, las políticas regionales deben procurar aumentar la diversificación productiva fomentando las actividades punteras emergentes (soluciones digitales, biotecnología, biomedicina, logística avanzada, agrotech, etc.) y la comercialización y apertura exterior de las empresas. Los clústeres sectoriales y los centros tecnológicos se están consolidando, asimismo, como valiosas palancas en esta estrategia de especialización industrial avanzada.
El patrimonio natural y cultural es la mayor riqueza de Castilla y León, y un activo crucial para su desarrollo turístico. El compromiso intergeneracional exige conservar la herencia histórica y ambiental –y a poder ser mejorar– como legado para el futuro. Los formatos turísticos desarrollados en espacios naturales y entornos rurales de la región han resistido mejor el impacto de la crisis Covid-19. Combinados con las estrategias de atracción residencial y teletrabajo, son una alternativa socioeconómica viable para evitar el declive del medio rural, que movilice sus amplios y diversos recursos, y aproveche la ventana de oportunidad de las nuevas demandas de turismo rural y natural, adelantándose a otras regiones o países del entorno.
Castilla y León sobresale como una de las regiones europeas punteras en renovables –particularmente, en eólica–, lo que ha hecho posible desarrollar un potente sector energético y anticiparse en los procesos de descarbonización del sistema. Los próximos años son decisivos para consolidar dicho liderazgo (concreción de los planes de expansión de los parques eólicos, pero también apostando por el mix de las energías fotovoltaica y biomasa) y, al mismo tiempo, avanzar en autosuficiencia energética (en las actividades económicas, equipamientos públicos y ámbitos residenciales) y potenciar las aplicaciones industriales y la movilidad eléctrica (con especial énfasis en el sector del hidrógeno verde).
Además de las energías renovables, el estudio resalta las expectativas de desarrollo de las actividades de economía circular, producción ecológica y biotecnología, todo lo que contribuye a la especialización castellanoleonesa en el modelo de economía verde, sostenible y de base tecnológica.
Castilla y León Económica