A principios de noviembre tuve la oportunidad de disfrutar de unos días en la ciudad de Vitoria. Me sorprendió su calidad de vida, que se percibe con sólo dar un paseo por las calles. Posee muchos parques, aceras anchas, zonas peatonales, moderno y cuidado mobiliario urbano, tranvía, abundante comercio en su casco histórico, por cierto, bien restaurado y cuidado.
Sus habitantes, caracterizados por una numerosa clase media, sin grandes desigualdades sociales, con población inmigrante aparentemente bien integrada en la sociedad, y bastantes parejas jóvenes con niños. Casi todo el mundo en la calle, porque la ciudad invita a ello y porque el tiempo también acompañó. Además, desde la prohibición de fumar en los establecimientos, lo que ha puesto de moda las terrazas, todavía esta situación resulta más patente, pero con el aliciente de que en Vitoria no corres el riesgo de que te atropelle un coche por la amplitud de sus aceras.
A esto hay que añadir la oferta gastronómica que hace todavía más apetecible el alterne en forma de buenos vinos y sidras, acompañados de pinchos y tapas de altura. Un ejemplo claro es el Asador Sagartoki, que ofrece una barra llena de delicias tentadoras, desde una de las tortillas de patatas mejores de España hasta sus rulos a modo de makis, pero donde se sustituye el alga nori por verduras con la misma forma y su contenido por la excelente materia prima de la despensa vitoriana. En el asador propiamente dicho, se puede disfrutar de una técnica perfecta en el manejo de las brasas, tanto en carnes como en pescados y mariscos, aunque quizás sobresalgan más éstos, porque resulta más complicado no secar la exquisita y jugosa carne de un chicharro o la delicada textura de unos berberechos sutilmente braseados.
Pero si prefiere una cocina más elaborada, la capital alavesa contaba hasta hace poco con dos restaurantes de estrella Michelin: Ikea -la ha perdido injustamente en la edición de 2012 de la guía roja- y Zaldiarán. Ambos locales ofrecen creaciones muy atractivas -en el primero de los casos, más atrevidas, frente al segundo, con platos más clásicos pero desarrollados con una buena técnica-, servicio ágil y profesional y bodega correcta. Para abrir boca, éstas son algunas de sus recetas: Ensalada de colas de cigala con foie, Hortiguillas salteadas, Lasaña de bogavante, Tartar de atún o Verduras asadas con toffe.