Tras su presencia en Rioja y Ribera del Duero, los responsables de Artevino entendían que el “paso lógico” al plantearse crecer e implantarse en otras zonas vitivinícolas era desembarcar en Toro, “una denominación de origen de reconocido prestigio dentro y fuera de nuestra fronteras, en pleno despegue y con un gran potencial”, indica Lalo Antón, gerente de la firma. Así, tras buscar, probar y elaborar las primeras añadas -la primera en 2003-, decidieron invertir en una bodega dotada con los últimos avances tecnológicos, que se inauguró en 2008, e instalarse en esta comarca.
El viñedo de Vetus se ubica en una finca de 20 hectáreas a los pies de la bodega, por lo que su producción de 100.000 botellas corresponde a vinos de pago. Se elaboran 3 tintos: Flor de Vetus, con 10 meses de barrica y carácter frutal; Vetus, procedente de una selección de las mejores zonas de la finca y marca insignia de la bodega; y Celsus, una limitadísima producción de 2.000 botellas a partir de uvas de 1 parcela vieja prefiloxérica. 1 de los últimos proyectos acometidos es la comercialización de una pequeña producción de un blanco de la variedad verdejo, también con la marca Vetus, de viñedos de la zona más occidental de la Denominación de Origen Rueda.
Respecto a sus referencias, cabe reseñar que en su primera añada Flor de Vetus fue destacado por Robert Parker como 1 de referentes de Toro en relación calidad-precio. Por su parte, Vetus y Celsius han obtenido puntuaciones superiores a los 94 puntos en la Guía Peñín. El 70% de la producción se exporta, principalmente a EE UU, Alemania, Suiza, México e Inglaterra.
Calidad como ventaja competitiva
Vetus, que factura 600.000 euros, controla el proceso de elaboración de sus vinos de principio a fin. El viñedo se gestiona completamente por la bodega, en el proceso de elaboración se respeta la tipicidad de la finca y para la crianza se dedican “grandes esfuerzos” para aportar las mejores barricas.
El gerente de Artevino, firma que además de Bodega Vetus posee Bodegas Izadi y Bodegas Orben, en Rioja; y Finca Villacreces, en Ribera del Duero, con una producción total que ronda el millón de botellas, considera que en un momento “tan convulso, es importante que la viticultura en España, y en especial en Castilla y León, siga apostando por la calidad como ventaja competitiva ante un mercado cada vez más global. No por ello hay que olvidar los gustos del consumidor, ya que debemos adaptarnos al mercado sin perder la esencia propia y el valor de la tierra donde nacen nuestros vinos”.