Pocas veces hemos hablado de emprendedores de tan sólo 13 años, como es el caso de Carmelo Rodero, cuarta generación de viticultores que desde su adolescencia comenzó a adquirir viñedo para, años después, en 1991 y de la mano de su esposa Elena, poner en marcha Bodegas Rodero en Pedrosa de Duero (Burgos). “Carmelo Rodero es la viva imagen de que los sueños, con esfuerzo y sacrificio, se hacen realidad”, sostienen en la bodega de Ribera del Duero.
Beatriz -enóloga y responsable técnica- y María Rodero -responsable de comercialización-, quinta generación familiar, han recogido el testigo de sus padres en una bodega que cuenta en la actualidad con 170 hectáreas de viñedo y que se ha consolidado como “una de las bodegas más innovadoras del mercado” gracias a sus sistema patentado de vinificación por gravedad, que emplea dispositivos móviles dentro de una infraestructura construida en altura para trasegar el vino sin el empleo de medios mecánicos.
Sistema “novedoso, único y avanzado”
“Utilizando un sistema novedoso, avanzado y que potencia todas las cualidades intrínsecas del vino, en Bodegas Rodero elaboramos nuestros vinos por gravedad, huyendo de bombeos. Se trata de un sistema único que persigue cuidar las uvas, nuestras perlas negras, lo máximo posible y genera una mejor oxigenación. Además, todo el fruto se recoge a mano durante la vendimia y de esta forma mantenemos las características de la uva casi intactas en nuestros vinos. Aunamos ciencia y tradición en el proceso de elaboración”, detallan las hermanas Rodero.
Los viñedos de la familia Rodero, con una edad media de 30 años, se encuentran repartidos en diferentes pagos, lo que permite aprovechar las cualidades de todos los suelos y obtener una gran diversidad de sus uvas, lo que posibilita elaborar vinos de “excelente complejidad”.
Referencias
La bodega elabora un millón de botellas “con perfiles totalmente diferentes, pero con un factor común: la uva tempranillo”. Son Carmelo Rodero 9 meses, un 100% de uva tempranillo de sus viñedos más jóvenes; Carmelo Rodero Crianza, a partir de uvas tempranillo (90%) y cabernet (10%) con 15 meses de envejecimiento en madera francesa; Carmelo Rodero Reserva, a partir de uvas tempranillo (90%) y cabernet (10%) procedentes de viñedo de 45 años y crianza de 21 meses en barrica francesa; Pago de Valtarreña, monovarietal tempranillo con uvas del pago homónimo que pasa 24 meses en barrica de roble francés; y Carmelo Rodero TSM, con un 75% de uva tempranillo, un 15% merlot, con 18 meses de envejecimiento en madera francesa. La bodega exporta a casi una treintena de países.
Sostenibilidad
El gran reto de Bodegas Rodero es alcanzar la sostenibilidad en todos los procesos de elaboración. “Apostamos por la viticultura inteligente y la innovación”, destacan. Por ello, en 2022 instalaron fuentes de energía renovable, en concreto 215 placas fotovoltaicas en la cubierta del edificio donde se ubican oficina, salas de reuniones y cata, donde se concentra el mayor consumo, lo que supone un ahorro energético del 38%. “El reciclaje es nuestra segunda gran apuesta por el cuidado del medio ambiente. Trabajamos con proveedores que nos suministran materiales con más del 50% de producto reciclado”.
Y dentro de su plan estratégico la empresa contempla otros objetivos, como expandirse, tanto en el mercado nacional como internacional; potenciar el enoturismo, con visitas guiadas, catas y actividades relacionadas con el mundo del vino; y mejorar la eficiencia operativa de la compañía.
Más información en el número de septiembre de la revista Castilla y León Económica