Ante la petición de varios asistentes al acto de la entrega de los X Premios Castilla y León Económica, a continuación reproduzco una parte de mi intervención en el evento.
En los tres últimos años de esta gala, he empezado mi discurso de forma literaria al contaros un cuento de García Márquez, un demoledor párrafo de la escritora norteamericana Ayn Rand y un insólito caso de superación y de supervivencia de un joven soldado de la División Azul. Recupero la senda literaria en este acto con otro cuento, éste del guatemalteco Augusto Monterroso, para mí uno de los mayores genios en el difícil arte del relato breve y que es mundialmente conocido por escribir el cuento más corto de la historia, el del famoso dinosaurio.
Nos cuenta Monterroso que en el centro de la Selva existió hace mucho tiempo una extravagante familia de plantas carnívoras que, con el paso del tiempo, llegaron a adquirir conciencia de su extraña costumbre. Poco a poco fueron cobrando repugnancia a la carne, hasta que llegó el momento en que no sólo la repudiaron en el sentido figurado, o sea el sexual, sino que por último se negaron a comerla, asqueadas a tal grado que su simple vista les producía náuseas. Entonces, decidieron volverse vegetarianas. A partir de ese día se comen únicamente unas a otras y viven tranquilas, olvidadas de su reciente pasado.
Atónitos ante las circunstancias
El cuento de Monterroso me recuerda a la actual coyuntura que atraviesa España. Después de superar con sangre, sudor y lágrimas la peor crisis económica de la que tenemos memoria, los empresarios y directivos seguimos atónitos ante las actuales circunstancias que nos rodean: tenemos un país que crece y genera empleo pese a haber estado sin gobierno desde hace casi un año; tenemos un Ejecutivo, nombrado hoy mismo, en la cuerda floja por sus escasos apoyos y rodeado de conjuras palaciegas; tenemos unos partidos mayoritarios con antiguos militantes desfilando por los juzgados imputados por casos de corrupción o enfrascados en virulentas guerras cainitas; tenemos unos partidos emergentes con melopea de populismo mesiánico impropios en una Europa desarrollada; y tenemos nacionalismos que desafían con descaro, y hasta chulería, las leyes que tenemos todos para convivir de forma civilizada.
En definitiva, tenemos un escenario en el que, como en el cuento de Monterroso, parece que los españoles, pese a superar la gran crisis económica y causar admiración en la escena internacional, hemos decidido devorarnos unos a otros. Y estas disputas fratricidas nos salen muy caras, porque si bien cerraremos 2016 con un crecimiento económico de alrededor del 3%, para el próximo año los expertos ya adelantan un frenazo hasta apenas superar el 2%.
10 aniversario de los premios y 20 de la revista
Hoy es un día muy especial para nosotros porque como muchos sabéis la revista Castilla y León Económica celebra este año su 20 aniversario, que coincide además con el décimo aniversario de estos premios, lanzados por primera vez en 2007. Fijaros bien en la fecha, 2007, año de funesto recuerdo porque fue el inicio de la peor crisis que hemos vivido. Durante estos años, muchos me han criticado el tono a veces pesimista de mis intervenciones en estos galardones, pero me vi obligado a ello frente a los discursos oficialistas que al principio negaban la crisis para más tarde, ante la evidencia del desastre, intentar minimizar sus devastadores efectos. Y ahora, en estos momentos, lo que toca decir es que no nos podemos relajar, ni los empresarios, ni los directivos ni, por supuesto, los responsables políticos, porque aún nos queda mucho para consolidar la recuperación económica, que en buena parte ha sido posible por factores externos a la economía española.
833 candidaturas
Durante estos duros años, para mí uno de los principales motivos de esperanza han sido precisamente estos galardones porque a lo largo de estos diez años se han presentado un total de 833 candidaturas a los Premios Castilla y León Económica. Esta elevada cifra de proyectos demuestra que pese a las adversidades los empresarios y directivos de Castilla y León han mantenido la ilusión y el tesón para luchar por la supervivencia y el crecimiento de sus empresas. De verdad, vosotros sois los verdaderos protagonistas de que ahora tengamos una coyuntura alcista, porque no habéis tirado la toalla ni en los peores momentos.