Apenas habían disminuido las aguas asesinas de la DANA en las poblaciones de la Comunidad Valenciana y de Castilla-La Mancha, cuando desde las redes sociales y medios de comunicación de la izquierda ideológica se empezó a demonizar al tejido empresarial en un ataque al que se sumaron, cuando no lideraron, algunos miembros del Gobierno de España al afirmar que las empresas estaban poniendo en peligro la vida de los trabajadores. ¿Alguien en su sano juicio cree que un empresario va a tomar una decisión a sabiendas de que puede poner en riesgo a su personal? Pues parece ser que sí.
El ejemplo más sangrante de esta mentalidad torticera lo tenemos en la campaña contra Juan Roig, presidente de Mercadona, a quien una parte de los mentecatos de este país le tiene una inquina especial, actitud extensiva a todo aquél que triunfe en el mundo de los negocios. Vilipendian precisamente a alguien que ha donado 35 millones a fondo perdido a alrededor de 4.600 negocios, tanto empresas como autónomos, afectados por la catástrofe. Pero no es algo nuevo, ya ocurrió en la pasada pandemia con los improperios lanzados contra Amancio Ortega, presidente de Inditex, quien en 2020 donó 60 millones para comprar material sanitario.
Siempre que se registra una tragedia de grandes dimensiones en nuestro país, se activa una tropa de majaderos que aprovecha la ocasión para criticar, de forma gratuita, la figura del empresario, cuando la realidad es otra, pero a ellos eso les da igual porque viven instalados en el dogmatismo. Como ya ocurrió en el Covid-19, las empresas han respondido con generosidad y solidaridad para mitigar los daños a los damnificados por la DANA. En Castilla y León, una vez más, nuestras compañías han estado a la altura de las circunstancias (como refleja este reportaje) mediante donaciones tanto económicas como de alimentos, ropa, productos de limpieza y desinfección, medios humanos, materiales y logísticos u organización de eventos solidarios, como la cena benéfica con la presencia de 21 cocineros con Estrella Michelin de Castilla y León celebrada en La Bañeza (León). En esta labor altruista también se han implicado las asociaciones empresariales y las cámaras de comercio para socorrer a sus colegas valencianos y manchegos. Es más, conozco casos de empresarios de nuestra tierra que se han trasladado a Valencia para echar una mano personalmente en las labores humanitarias.
Descoordinación de las administraciones públicas
Frente a la descoordinación de las diferentes administraciones públicas, cuyas máximas autoridades estaban más centradas en criticarse y eludir responsabilidades por su nefasta, y criminal, gestión; los ciudadanos de a pie han demostrado su valía y altruismo, y entre ellos, cómo no, miles de empresarios de toda España. Frente a la inoperancia de los organismos públicos, resulta curioso que, semanas después del luctuoso suceso, vecinos de la zona 0 destacaran las aportaciones del presidente de Mercadona para retomar la actividad ante la lentitud de subvenciones y peritajes. Como dijo un pequeño comerciante, “sólo he recibido la ayuda de Juan Roig. Y gracias a él he podido abrir el local. Las otras ayudas las estamos esperando. Seguimos sin tener noticias”.
Uno está acostumbrado a que se critique la figura del empresario en redes sociales, medios de comunicación e incluso por descerebradas cotorras del Gobierno de España, pero no por ello podemos dejar de soliviantarnos cuando esas ofensas tienen lugar durante episodios tan aciagos como la DANA. Como dice el filósofo y ensayista Javier Gomá en un artículo sobre la vulgaridad moral de nuestro tiempo, “de la sana crítica uno aprende, de la insana no aprende nada, salvo la paciencia para sufrir a sus autores… Cuando uno de ellos nos venga con su surtido de opiniones no solicitadas, le atajaremos al punto diciéndole con voz clara y potente: por favor, déjenos en paz”. Pues eso.
