¿Qué opina el empresario de la actual situación?, ¿cómo está soportando esta alargada crisis?, ¿cuál es su estado anímico?, ¿qué piensa, no sobre lo que ya ha pasado, sino sobre lo que le espera en el futuro? Hasta ahora, hemos escuchado las valoraciones de trabajadores, sindicalistas, políticos y empresarios orgánicos, es decir, aquéllos que ocupan cargos de responsabilidad en asociaciones e instituciones y que en sus discursos deben de medir mucho el alcance de sus palabras, ser políticamente correctos e intentar no romper puentes con centrales sindicales e instituciones públicas. Sin embargo, apenas hay espacio para la voz del colectivo que, junto a la clase trabajadora, más está sufriendo las consecuencias de esta histórica recesión: el empresario de a pie. Como ustedes pueden imaginar, debido a mi profesión hablo casi todos los días con personas que intentan sacar adelante su negocio, con mayor o menor fortuna, y sus mensajes son, cuando menos, deprimentes. No quiero generalizar, porque en esta época también quedan emprendedores capaces de hacer crecer a sus compañías, pero lamentablemente son la excepción.
Hace poco recibimos un e-mail de un empresario que quiso compartir con nosotros sus reflexiones sobre la situación económica. Su mensaje refleja a la perfección el sentir de muchos, por lo que no he resistido la tentación de compartir con ustedes este correo electrónico y su desgarrador análisis, respetando lógicamente el anonimato del autor, a quien desde aquí agradezco su franqueza.
“La intervención que se nos avecina a final de mes (por septiembre) no reducirá el déficit público y además sumirá a España en una situación aún más grave que la actual, empobreciendo a las clases medias hasta la extenuación. Esto generará un frenazo drástico en el consumo y se hundirán miles de pymes y micropymes, cuyo diseño empresarial está obsoleto, ya que fueron creadas para satisfacer un modelo de consumo que se está extinguiendo y nunca volverá. Quedan varios años de recesión y ha llegado la hora de preservar nuestros recursos económicos con la desesperación y el temor de quien no tiene futuro.
“Racionar los víveres”
No invirtáis ni un solo euro en incertidumbre, hacerlo sólo en certezas. Que cada barco aguante su vela… No vienen nubarrones, vienen tornados y hay que asegurarse un buen refugio para salvar la vida. Aseguraos bien de no quemar los recursos que tanto os ha costado obtener en un proyecto incierto si no lo véis claro desde hace tiempo y continuáis sin ver luz al final del túnel; quizás eso signifique que es demasiado largo y hay que racionar los víveres al máximo.
… la situación actual no es fruto de la casualidad, que está perfectamente diseñada para provocar una depuración salvaje y que ésta no ha hecho más que empezar. Así pues, toca sobrevivir, olvidarse de lo que parecíamos ser y concienciarse de lo que en realidad somos… La economía de mercado se ha convertido en el mercado de la economía y en ese escenario sólo ganan los más fuertes, exactamente lo que nosotros no somos, ni en el ámbito comunitario, ni frente al mercado anglosajón y menos aún ante los asiáticos. España se tiene que reinventar de arriba a abajo, pero primero hemos de tomar conciencia de nuestra incompetencia y, lo que es peor, de nuestra inmediata obsolescencia.
Ataos los machos que vienen tiempos muy, pero que muy duros. Velad por vuestros intereses y ahorrar, si es preciso, con cicatería…“.
Son frases en las que se huele el miedo y la desesperación de quien ve peligrar su supervivencia, que recuerdan el estado de ánimo de hombres que vivieron períodos muy convulsos que parecían superados y más propios de los libros de Historia. Estas palabras, alejadas de la pomposidad de los discursos públicos, sí que muestran el sentir de la mayor parte de los empresarios de a pie. Es un doloroso testimonio de esta época y como tal lo reflejo.
Como empresario y autónomo, no puedo si no sentirme reflejado en cada párrafo de esa carta. EL miedo atenaza cada operación comercial, cada mails, cada palabra en los negocios.
Pero señores, estas son las cartas con las que nos ha tocado jugar, no hay otras y no las habrá.
Hay que gestionar con valentía lo poco que nos queda. Es nuestra vida, nuestras casas, nuestras familias lo que defendemos.
Aún buscando trabajos en el exterior, estas son nuestras raíces y debemos pelear por ellas.
Desde mi experiencia personal entre Chile y España, veo actitudes totalmente diferentes, una derrotista y amarga sin ganas ni de hablar bien de tu propio país, y otra donde cada conversación de negocios es positiva, futuro, plata, alegría…
No me sirve solo el tan traido ciclo comercial inverso, etc,etc. NO, es algo mas, es actitud. Las mismas personas que en España ante un negocio nos mostramos mezquinos y retraidos, allí tenemos una actitud mas clara, mas positiva y hasta mas arriesgada.
Lo único que no cambia de un país a otro es el cainismo español, no tenemos reparo en ponernos verdes a nosotros, a nuestra economía, a nuestros empresarios, a todo el mundo, en vez de tratar de lanzar mensajes positivos , aunque solo sean positivos los mensajes.
Todos veíamos venir esto, incluso los últimos años del gobierno anterior era para temblar de miedo, pero nos poníamos de lado en ves de amarrar velas y prepararnos para el tornado, ahora es tiempo de valientes, de autónomos.
Saludos
Fernando ALfageme
Servincal
Hola Fernando:
Fuera del Sur de Europa no se habla de crisis, sino de aprovechar las inmensas oportunidades de negocio. En España, la crisis económica empieza a ser también crisis anímica, y eso es muy peligroso porque cercena las posibilidades de salir de ésta.
Respecto al cainismo español, hay poco que hacer porque está muy arraigado, lo acabamos de ver con la dimisión de Esperanza Aguirre y la muerte de Santiago Carrillo. ¡Vaya comentarios que hemos tenido que escuchar y leer!
Un abrazo y gracias por participar en este blog.
Estimados Lectores.
Si bien el miedo es algo que nos envuelve solo con poner ojos y oídos a funcionar en el actual paradigma empresarial de nuestro país, en medios de comunicación y en charlas de oficina y bar, creo firmemente en no dejarnos llevar por el más absoluto pesimismo y derrotismo. Interpreto estas líneas como un canto desesperado a que nos atemos al palo mayor de nuestro barco para esperar la tormenta, y comprendo que muchas empresas, pymes, micropymes y autónomos, no solo ven ya los nubarrones, sino que los tienen encima o la borrasca ya ha hecho naufragar sus naves… pero si sigues a flote no adelantes la hora de tu hundimiento dejándote llevar.
Sea como fuere, lo que seguimos navegando tenemos que plantear las cosas con un optimismo, que debe ser una prueba de fe y un ejercicio de esfuerzo en nuestros proyectos empresariales, que nos ayude a encontrar un viento favorable, o una simple brisa que nos haga avanzar por lento que sea… con el objetivo de seguir a flote interiorizado pero con ganas de adaptarnos y seguir adelante en una situación con la que hemos de bregar por imposición de las circunstancias. Tener ilusión pero no ser ilusos. Ser positivos y con el punto justo de idealismo, desde la coherencia empresarial y económica.
Coincido con el comentario anterior en que hay que ser valientes, y que es tiempo de autónomos y emprendedores, del autoempleo, y del esfuerzo, mucho esfuerzo y muchas noches sin dormir.
El autónomo, la micropyme y el pequeño comercio, maltratados cruelmente por el marco económico y por la ausencia de consumo, no pueden sentarse a llorar o centrarse en señalar con el dedo y buscar culpables, y sí, puede que todavía quede lo peor, pero merece la pena echar el resto y formar parte del tejido empresarial fuerte y estable que debemos conseguir. Crear sinergias y ser más profesional y competitivo que nunca.
Yo no me voy a dejar arrastrar por la corriente negativa, no voy a ir al supermercado a comprar provisiones por si esto va a peor quedarme en mi casa… voy a aprender de una situación de la que no nos queda otra que salir reforzados en el tiempo…
El primer paso para conseguirlo es intentarlo, que no nos hundan las circunstancias, pero sobre todo que no nos hundamos nosotros mismos.
Yo animo a mantener una actitud comedidamente positiva, y no perder la ilusión en nuestros proyectos
Mi humilde opinón.
@SantiGonFe
Autónomo, empresario y sufridor
Hola:
Muy buena la frase “Tener ilusión pero no ser ilusos”. Respaldo tu tesis, hay que mantener la fe en que se pueden sacar adelante los proyectos empresariales pese a la crisis y a la ola de pesimismo, tal como están demostrando todos los días miles de empresarios y autónomos, que no se dejan arrastrar por el desánimo.
Gracias por participar en este blog.
Creer en los proyectos es básico para que tengan éxito y muchos pequeños empresarios han dejado de creer, o esa es mi percepción. Mantengamos el mensaje positivo a pesar de todo y tenderemos más posibilidades de seguir adelante.
En mi Blog http://palabraflexia.wordpress.com/ (comunicación Activa&Positiva) tengo algunos artículos que aluden a esto.
Gracias a vosotros por dar la oportunidad de opinar y compartir.
@SantiGonFe