¿Cuántos proyectos empresariales se han gestado en torno a una mesa y una copa de vino? A buen seguro que serían incontables. Vinos Taruguín es ejemplo de ello: una iniciativa puesta en marcha por Julio Romera Gómez y Nacho León, 2 amigos que se conocieron en su etapa escolar en el Colegio San Agustín de Valladolid.
Ambos cursaron Ingeniería Agrícola en la capital del Pisuerga, pero después las trayectorias profesionales vincularon a Nacho con el mundo del vino, con trabajos en Rioja y El Bierzo, mientras que Julio se dedicó a otro ámbito y llegó a la viticultura por sus raíces sorianas de San Esteban de Gormaz, la zona más alta y quizá también la menos conocida de la Denominación de Origen Ribera del Duero.
A Nacho le entusiasmaban los viñedos de esa zona y fue en 2010 cuando durante una paseo entre las vides centenarias de la zona de San Esteban de Gormaz y viendo su potencial y calidad, ambos amigos se proponen hacer realidad un pequeño proyecto y recuperar viñedos.
Ecológico sin certificar
Así, entre 2011 y 2018 fueron poco a poco aumentando las parcelas de distintas pedanías del entorno de San Esteban de Gormaz, tanto en la margen norte como en la sur del Duero, donde los suelos cambian bastante de una zona a otra y los matices en el vino se notan, según que tipo de terruño. Trabajan en ecológico aunque sin certificar desde el principio, controlan todo el proceso, tanto en campo como en bodega, profundizando en el conocimiento de las distintas peculiaridades que aportaban las uvas dependiendo de cada parcela.
Fue en este período, en concreto de 2011 a 2017, cuando la uva se descalificaba de la Denominación de Origen Ribera del Duero para elaborarla en la bodega de Nacho en tierras bercianas. El vino, una única referencia denominada Taruguín, tras su fermentación en pequeños depósitos de acero inoxidable, realizaba una crianza de once a 14 meses en barricas de roble francés.
Segunda referencia: ‘Corral de Taruguín’
A partir de la añada 2018, con la ayuda de la Cámara de Comercio de Soria, se instalaron en una pequeña nave de elaboración en San Esteban de Gormaz. Ese mismo año la bodega se incorpora a la Denominación de Origen Ribera del Duero, empieza a producir todo su vino en esta localidad y se comienza a elaborar su segunda referencia, Corral de Taruguín (vino parcelario de una sola parcela situada en Soto de San Esteban) y que sólo se elabora los años con suficiente calidad.
Julio explica que es en esta zona donde se concentra el mayor porcentaje de viña vieja de toda la Denominación de Origen Ribera del Duero. “Nuestro vino es 100% artesanal. De hecho, este año apenas hemos contado con tres toneladas por la merma producida por las heladas de mayo. La altitud y la longevidad de la viña nos proporciona una materia prima excelente, pero esta geografía al límite también implica producciones muy cortas”, detalla Julio, quien añade que su reto es “conseguir más parcelas para alcanzar una producción de 15.000 botellas, siempre con la calidad como prioridad”.
Mercados internacionales
De momento, ya exportan a Reino Unido, Bélgica y Canadá en pequeñas cantidades, y están en conversaciones para introducir sus vinos en EE UU y Alemania.
“Nuestra idea es hacer un Ribera del Duero diferente y representativo de la zona, que evidencia peculiaridades con respecto a otras comarcas de la denominación de origen”, enfatiza Julio.
Más información en el número de marzo de la revista Castilla y León Económica