“No todo el mundo tiene el privilegio de poder vivir y trabajar en la Sierra de Atapuerca”, explica Javier Sanz, fundador de Art Terra, una empresa familiar vinculada con el arte con casi cuatro décadas de trayectoria. No en vano, aunque cuenta con una academia en el centro de la capital, las instalaciones principales se sitúan en el municipio burgalés de Olmos de Atapuerca, donde dispone de 700 metros cuadrados de naves y talleres y 7.500 metros cuadrados de terreno.
“Para la creación de mi trabajo escultórico necesitaba este espacio, pues de aquí parten murales como el del Hotel Ciudad de Burgos en Rubena, con motivos monumentales del Camino de Santiago Francés, que mide 21 metros de longitud y 2 metros de altura y está realizado en gres cerámico, o esculturas de cinco metros en bronce”, asegura el impulsor de esta escuela taller que comparte con su mujer Amelia García Escoda, que ejecuta cuadros de fondos marinos de gran formato, y su hija Leyre Sanz, que está al frente del área docente.
Art Terra tiene una triple vertiente. Por un lado, la obra artística de Javier como escultor, la de Amelia como pintora que expone en prestigiosas galerías de arte y la enseñanza artística, de pintura, cerámica y otras especialidades en la academia de Burgos y fuera de ella “al desplazar el taller, los materiales y los recursos técnicos donde sea necesario. También llevamos a cabo campamentos o excursiones artísticos de colegios de Castilla y León y actividades diseñadas para potenciar la creatividad de los alumnos”. En concreto, tiene clientes de todas las edades, desde bebés, niños, jóvenes, adultos, familias o mayores, ya sea de forma individual o en grupo.
Apoyos
“Tenemos la suerte de contar con un equipo de 22 personas que desde el primer momento consideramos compañeros. Sin amor al arte y a los clientes, no sería posible este proyecto y digo por amor al arte ya que hemos pasado momentos y años durísimos. Resistiendo y trabajando y contando con el apoyo incluso económico de nuestra familia y de algunas personas a las que nunca podremos estar suficientemente agradecidos por haber creído en nosotros y en Art Terra. Estamos orgullosos de trabajar y vivir del arte y de crear riqueza y empleo a nuestro alrededor”, comenta Sanz.
En cuanto a la academia de Burgos, posee 250 metros cuadrados en los que alumnos y familias pueden acceder a una enseñanza “artística atractiva y de calidad” con diversidad de clases, profesores especializados y muchos horarios a elegir.
Más información en el número de abril de la revista Castilla y León Económica