Ahí estaba, bajo las primeras luces del día. Sus formas, sus proporciones, hasta el color azul. Abrí la puerta y con ella los recuerdos de fotos de viejas revistas, de aquellos rallyes contemplados al borde de la carretera. Apreté el botón Start y sentí el rugido del motor. No era un sueño, el Alpine A110 estaba allí, eterno, intemporal y al tiempo muy moderno.
“Sumemos caballos e iremos más deprisa en línea recta. Quitemos peso e iremos más rápidos en todas partes”, decía Colin Chapman, el padre de los Lotus.
Al igual que la primera berlineta, este A110 moderno hereda este principio: el minucioso trabajo para ahorrar peso, desde la estructura de los asientos al tamaño del depósito de líquido limpiaparabrisas, ha sido extraordinario. El resultado es que pesa poco más que un Twingo, apenas supera los 1.100 kilos y puede presumir de 300 kilos menos que el afamado Porsche Cayman S de 350 CV, al que iguala en prestaciones a pesar de que el motor 1.8 turbo del francés (que va asociado a un cambio de doble embrague EDC7) da una cifra más modesta de potencia, hablamos de 252 caballos.
Gracias a este peso pluma, reinventa un placer de conducción olvidado, conformado por agilidad y facilidad, y añade un confort poco habitual en un deportivo.
Y es que si las prestaciones son una cosa, la forma de obtenerlas es otra, y ahí está el atractivo de este nuevo Alpine, realmente atípico de conducir ¿o de pilotar? Porque su ajustado peso aporta también, y sobre todo, una eficacia diabólica y una facilidad nada habitual para inscribirse en las curvas y para cambiar de trayectoria de forma instantánea. Todas esas cosas que la inflación de potencia, equipamiento y peso nos ha hecho olvidar y que rencontramos con una sonrisa de niño al volante del A110.
A esto se suman los sofisticados trenes rodantes con dobles triángulos superpuestos, tanto delante como detrás, que han permitido contar con unas suspensiones relativamente suaves, garantía de un confort desconocido entre los deportivos.
Muy rápido, fácil, eficaz y con cualidades para quienes les gusta hacer deslizar la trasera al reacelerar, este A110 nos ha seducido por su carácter único y su gran polivalencia (se puede usar como un deportivo o en el día a día), polivalencia tan solo limitada por el justo volumen para los equipajes si pretendemos irnos con él de vacaciones y es que aquí el placer de conducir ocupa todo el espacio, fiel al espíritu con que Jean Rédélé creó esta marca en el año 1955, cifra igual al número de unidades que se han hecho, por ahora, del nuevo A110.