Alonso del Yerro, la historia de una ilusión

La bodega burgalesa exporta el 70% de sus tres vinos de Ribera del Duero y Toro
María del Yerro y Javier Alonso, propietarios de Bodegas Alonso del Yerro.
María del Yerro y Javier Alonso, propietarios de Bodegas Alonso del Yerro.

Corría el año 2002 cuando el matrimonio compuesto por Javier Alonso y María del Yerro decidió dar un giro a sus vidas para dedicarse en cuerpo y alma a su verdadera pasión: el mundo del vino. Hasta entonces, él había desempeñado trabajos en la industria farmacéutica y ella como traductora, aunque, asegura, “mi principal y más importante trabajo ha sido educar a nuestros cinco hijos”.

Apostaron por Ribera del Duero “conscientes de su potencial” y eligieron para instalarse la Finca Santa Marta, en Roa (Burgos), donde trabajan un conjunto de parcelas escrupulosamente seleccionadas, plantadas todas ellas de la variedad tempranillo.

Como aseguran sus propietarios, Viñedos Alonso del Yerro es la historia de una ilusión. Para intentar elaborar vinos de calidad y diferenciarse intentaron rodearse del mejor equipo posible. Contrataron durante 4 años como asesor a Claude Bourguignon, considerado uno de los mayores expertos en suelos del mundo y asesor, entre otras bodegas, de la mítica Romanée Conti, quien “nos ayudó a comprender nuestros suelos y el comportamiento de las uvas en las diferentes subparcelas”, apunta María del Yerro. Desde el inicio del proyecto, el asesor de la bodega es el enólogo bordelés Stephane Derenoncourt y el joven equipo técnico está capitaneado por Lionel Gourgue, otro enólogo galo.

Viñedo

Los dueños de la bodega compraron 26 hectáreas de viñedo, de las que trabajan una veintena. “Nuestra filosofía es elaborar con nuestro propio viñedo, de ahí que todo sea en propiedad, con el fin de realizar los trabajos necesarios para obtener la mejor calidad”, puntualiza Del Yerro. Esa extensión se divide en 4 parcelas, con los nombres de Quinto de Pedro -el quinto hijo del matrimonio-, Santa Marta -su cuarta hija-, Pago de los Mayores -en referencia a los tres hijos de más edad- y Viña Montserrat -en honor a la madre de Javier-, “por ayudarnos a hacer posible nuestro sueño”.

A su vez, estas 4 parcelas se encuentran subdivididas en casi una treintena de subparcelas, en función de las distintas características de suelos y de calidad. Este es el aspecto clave de la bodega: la importancia del terruño. Por ejemplo para elaborar uno de sus vinos únicamente emplean las uvas de dos pequeñas subparcelas.

La bodega asentada en Roa elabora dos tintos con Denominación de Origen Ribera del Duero: Alonso del Yerro, el más emblemático y que acapara la mayor parte de la producción, en torno a 60.000 botellas de un total que apenas supera las 70.000; y María, del que únicamente salen a la luz entre 6.000 y 9.000 botellas en las mejores añadas, “la cuvee más excelsa de Viñedos Alonso del Yerro”, puntualizan sus propietarios.

Expansión a Toro

En 2007, la familia amplió sus horizontes vinícolas al adquirir el viñedo Pagos de Miguel, de menos de 10 hectáreas en la Denominación de Origen Toro, que ha dado lugar a Paydos, elaborado bajo la misma filosofía que sus hermanos de Ribera del Duero, pero con el “carácter y elegancia” propios de la tinta de Toro. En su primera añada en el mercado en 2008 se comercializaron 3.000 botellas, mientras que la de 2009 ha sido considerada como uno de los mejores vinos de Toro por los expertos.

Y el proyecto no se detiene ahí. Su promotora señala que en su ánimo está seguir haciendo “pequeñas joyas” como María o Paydos en otras denominaciones de origen.

Exportación

La firma exporta el 70% de su producción a 20 países. “No estamos certificados en biodinámicos ni ecológicos pues pensamos que hay que aplicar lo mejor de cada método y así trabajamos, según las necesidades de cada una de nuestras subparcelas. Por ejemplo, plantamos cereales entre las hileras de viñas y elaboramos nuestro propio compost, que es lo que añadimos al viñedo, labores propias de la biodinámica, si bien hay otras prácticas características de ésta en las que no creemos y que no realizamos. Nuestros tratamientos son preventivos y no añadimos ningún tipo de herbicida ni pesticida”, matiza Del Yerro.

Otro aspecto diferencial de la bodega se encuentra en el método de elaboración, como explica la propietaria: “todas las decisiones las tomamos por cata, desde el momento de madurez óptima para fijar la fecha de la vendimia hasta concretar el momento de embotellado y de salida al mercado”. Derenoncourt visita los viñedos con asiduidad y en cada una de esos encuentros se adoptan decisiones.

Grandes Pagos de España

Viñedos Alonso del Yerro forma parte de Grandes Pagos de España, una asociación de fincas vitícolas que promueve la cultura del vino de pago. De las 25 bodegas que integran esta agrupación, varias se localizan en Castilla y León, como Aalto, Mauro y Maurodos, Abadía Retuerta y Luna Beberide.

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