En las monarquías absolutistas, los reyes vivían rodeados de personajes zalameros cuyo único mérito era aplaudir todas las decisiones del monarca, por muy estrafalarias y perniciosas que fueran. Nadie se atrevía a decir la verdad al rey para no despertar su ira y ser duramente castigado. Sólo había una excepción, la de los bufones, que tenían el beneplácito para decir con humor cosas ofensivas sobre el soberano e incluso criticarle en público.
De alguna manera, los bufones llegaron a ser muy importantes para esas realezas ya que conectaban al monarca con la realidad y le descubrían las hipocresías y los engaños del séquito.
Pues bien, creo que en las empresas habría que constituir la figura del bufón, porque muchos miembros del consejo de administración y muchos directivos no se atreven a criticar abiertamente la estrategia de su presidente ejecutivo por miedo a que les despidan o a represalias como una reducción del sueldo o un traslado. Por eso, un jocoso y dicharachero bufón que cuestione con humor las decisiones del presidente ayudaría a aumentar la competitividad de la compañía.
¡Qué gran verdad Alberto! Hay organizaciones en las que el miedo se ha ido fijando a los canales de comunicación internos, a lo largo de los años, como si se tratase de colesterol corporativo, llevándolas, en muchos casos, a la mismísima isquemia comunicativa.
Con el consiguiente riesgo de infarto, es decir, muerte de la empresa. Gracias por tu comentario. Saludos.
Alberto excelente comentario, a mi me ha recordado a la camarilla de los políticos que acompañan muchos actos y desparecen con él. Te a pasado en algun foro?
Para ellos hay un cuento muy bonito, ‘El Rey Desnudo’. Gracias por tu comentario. Saludos.
Que gran verdad. En mi experiencia en ocasiones he asociado esa figura al controller de gestión. Y me explico, no tanto por hacer las gracias (los controller, salvo contadas excepciones no solemos ser muy graciosos) sino por decir las cosas como son. Datos objetivos ante todo para ayudar a la toma de decisión, que en el mundo de infoxicación que vivimos es lo más parecido a decir la verdad.
Gran artículo Alberto
Muchas gracias por tu comentario. Saludos.