A través del cambio de cultura hacia la economía circular, las organizaciones se acercan más a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) promulgados por la ONU y aporta multitud de aspectos positivos para las empresas al ayudarles a ser menos dependientes de las materias primas, más eficientes en sus procesos y a estar más orientadas a las demandas de sus clientes e inversores en cuanto al respeto ambiental y la sostenibilidad.
Por ello, el Club Excelencia en Gestión ha elaborado el siguiente listado de recomendaciones:
1.- Análisis de riesgos
El primer paso sería analizar los riesgos que existen en la organización si el modelo de negocio sigue siendo lineal en vez de circular: dependencia de materias primas, aumento incontrolado de residuos, aumento de gastos y dependencia de un comercio global, entre otros. Este ejercicio se debe realizar para cada uno de los aspectos de la cadena de valor de la compañía.
2.- Escucha a los grupos de interés
Es importante poner atención para conocer lo que se espera de nuestros productos o servicios. Pero también cuáles son los propios objetivos de esos grupos de interés (clientes, proveedores, trabajadores, inversores) para estar alineados con ellos y saber qué debemos ofrecerles.
3.- Definición de objetivos
Una vez que se han identificado las áreas de acción se deben definir objetivos que tengan en cuenta la viabilidad técnica y económica de las mejoras que se quieren implantar. Hay que ser conscientes de que se debe ir más allá del reciclaje y diseñar estrategias que sirvan para evitar la generación de residuos y la contaminación.
4.- Difusión y comunicación
Es importante saber explicar y comunicar el nuevo concepto a desarrollar dentro de la organización a nuestros grupos de interés, con el fin de conseguir su comprensión y facilitar así la implantación del proyecto, consiguiendo el apoyo para afrontar el cambio de modelo.
5.- Planificación
Hay que seleccionar aquellas actividades que sirvan para establecer las bases de nuestro nuevo modelo circular. En este sentido, se pueden aprovechar algunas aplicaciones prácticas ya definidas, como la teoría del diseño regenerativo, la teoría de la economía del rendimiento, el cradle to cradle o el capitalismo natural.
6.- Implementación
Una vez diseñada la estrategia de cambio, en la que se deben haber tenido en cuenta los distintos marcos regulatorios autonómicos, nacionales y comunitarios, es momento de poner en marcha de la hoja de ruta definida, con el apoyo de los recursos designados y cumpliendo los plazos marcados.
7.- Medición
Realizar un seguimiento y medición de los resultados obtenidos tras el proceso de implementación es muy importante para corregir desviaciones y mejorar la gestión en este ámbito. En este sentido, se pueden utilizar herramientas como la metodología LCSA, con la que se pueden evaluar todos los impactos y beneficios ambientales, sociales y económicos de productos a lo largo de su ciclo de vida.
8.- Comunicación de los resultados
Tanto a nivel interno como externo, la comunicación de los resultados obtenidos es fundamental para que se puedan conocer las acciones llevadas a cabo y la evolución con respecto al enfoque inicial. Una opción para demostrar el compromiso de la organización, así como el trabajo realizado, es la certificación o la evaluación siguiendo diferentes criterios. Un reconocimiento que ayuda a dar ejemplo y a que el concepto de la economía circular llegue mucho más lejos.
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