El Arteon, el buque insignia de Volkswagen, aparece también en una espectacular versión Shooting Brake, de 4,87 metros de largo. Menos elitista que el Porsche Panamera Sport Turismo, único representante de este género de automóviles desde la desaparición del Mercedes CLS de la anterior generación, el Arteon Shooting Brake es un viajero refinado, más propio de una marca premium que generalista.
Shooting Brake es un tipo de carrocería que combina un estilo coupé con uno familiar. En principio siempre era con carrocería de 2 puertas, pero al aparecer los llamados coupés de 4 puertas, esto nos ha llevado a un Shooting Brake. El habitáculo impresiona por el espacio disponible, sobre todo en las plazas traseras gracias a una gigantesca distancia entre ejes (2,84 metros). Y a pesar de la inclinada caída del techo, hay 5 centímetros más de altura libre al techo que en un Arteon clásico.
Nuestra versión era un híbrido enchufable de 218 CV y 400 Nm de par, que nos permite disfrutar de la etiqueta 0 (como un 100% eléctrico) pero sin sus limitaciones. Cuenta con un motor 1.4 TSI 4 cilindros de gasolina con 156 Cv y 250 Nm de par, asociado a un eléctrico de 116 CV, y con un cambio DSG de 6 relaciones. La batería, de 13 kWh, se recarga en 5 horas y 45 minutos con una toma doméstica, y en poco más de 3 horas con una wallbox de 3,7 kW.
Combinación térmico-eléctrica
Esta combinación térmico-eléctrica funciona bien. Se nota como el motor eléctrico proporciona el par de forma inmediata. Se puede funcionar en modo solo eléctrico, con una velocidad máxima de 140 km/h y una autonomía oficial de 62 kilómetros en recorrido mixto y 68 kilómetros en ciudad. En realidad, con una conducción tranquila, se pueden hacer 40 kilómetros en el primer caso y 63 en el segundo.
Con la capacidad de la batería al mínimo, pasa al modo híbrido, con un consumo medio de unos 6,2 litros a los 100 kilómetros. Lo aconsejable es adoptar desde el principio el modo híbrido y así el sistema gestionara de forma automática para obtener la máxima eficiencia. Hay un modo GTE que hace funcionar de forma combinada eléctrico y térmico en busca del máximo de prestaciones, pero aquí ya nos olvidamos de la eficiencia. Hablando de prestaciones, su velocidad máxima es de 220 km/h y pasa de 0 a 100 km/h en menos de 8 segundos.
En cuanto a sensaciones al volante, un espacio perfectamente aislado del exterior y una atmósfera de agradable silencio, una amortiguación perfectamente pilotada y unos confortables asientos invitan a largos viajes a un ritmo señorial.
Se trata sin duda de una alternativa a la fiebre de los SUV, de fuerte personalidad y para quienes gustan no seguir la corriente y marcar un estilo propio.
Santiago de Garnica