La Fundación Adecco presentó este martes el informe #TuEdadEsUnTesoro, un análisis cuyo objetivo es reconocer el talento sénior como motor indiscutible del mercado laboral, con participación crítica para garantizar un futuro sostenible y competitivo.
La contracción de la tasa de natalidad (en mínimos históricos, con una fecundidad de 1,1 hijos por mujer) y la esperanza de vida récord (alcanza los 83 años) se trasladan al mundo del empleo y dan como resultado una fuerza laboral cuya media de edad alcanza los 43 años, frente a los 39 de 2007, y que en 2026 llegará a los 50 años, según previsiones del INE.
Así, del total de personas que tienen trabajo o lo buscan en Castilla y León (1,11 millones), más de la mitad (594.600, el 54%) ya tiene 45 años o más, un porcentaje que en la última década ha crecido a una velocidad media de 1,3 puntos porcentuales al año, ya que en 2012, alcanzaba el 41%. Con este ritmo de crecimiento, todas las estimaciones indican que en el año 2030 superará el 64% de la población activa.
Si se tiene en cuenta sólo al grupo de ocupados (personas con empleo), la representación sénior es aún mayor, ya que los mayores de 45 años suponen el 55% del total de los trabajadores en Castilla y León. En cuanto a los desempleados sénior, representan el 45% de la fuerza laboral disponible. Estos porcentajes irán inevitablemente en aumento, a tenor de la crisis demográfica.
Dobles barreras para el talento sénior
A pesar de que las personas sénior tienen un peso creciente en el mercado laboral, como demuestran los indicadores de actividad, ocupación y desempleo, su búsqueda de trabajo se torna mucho más difícil que para el resto de los desempleados.
En concreto, actualmente 1,33 millones de personas mayores de 45 años buscan trabajo en España (54.300 en Castilla y León) y el 58% es desempleado de larga duración, una cifra que da cuenta de las dificultades adicionales de la fuerza laboral sénior para acceder a un empleo.
Prejuicios sociales
Según la Fundación Adecco, 2 factores principales subyacen tras esta mayor tendencia a la cronificación del desempleo. Por una parte, prejuicios y estereotipos sociales que se trasladan a las empresas en forma de reticencias a la hora de incorporar mayores de 45 años a los equipos de trabajo. Algunas de estas erróneas creencias sostienen que las personas sénior tienen competencias obsoletas, que no encajarán en una plantilla mayoritariamente joven o que tendrán menos flexibilidad para viajar o hacer horas extra. De hecho, el 52% de las empresas declara encontrar frenos para incorporar mayores de 45 años a la organización.
“Estos estereotipos deben desterrarse en pro de una visión renovada de la fuerza laboral sénior, que ponga en valor cualidades que habitualmente ven reforzadas como la experiencia, la madurez, el pensamiento crítico, las habilidades sociales o la templanza. Se trata de atributos que cotizan al alza y que se traducen en compromiso, fidelidad al proyecto, rendimiento y buenos resultados”, destacó Begoña Bravo, responsable del Plan de Integración de la Fundación Adecco.
Desconocimiento y desánimo
Por otra parte, menciona el desconocimiento, desorientación y/o desánimo a la hora de buscar trabajo por parte de los propios desempleados sénior. Frecuentemente, los mayores de 45 años pierden su empleo tras muchos años en la misma empresa o tras largos períodos de inactividad. Por ello, tienden a desconocer o a infra optimizar los canales de búsqueda de empleo, encontrando dificultades para construir su discurso profesional.
“A menudo, cuentan con competencias muy válidas y destacadas pero desconocen cómo ponerlas en valor. Además, cuando acumulan meses buscando empleo sin éxito, pueden entrar en una espiral de desánimo que se proyecta en la actitud en la búsqueda de trabajo, mermando sus oportunidades profesionales. De hecho, en muchos casos, el desempleo puede acarrear entre los profesionales sénior importantes problemas de salud mental, impactando de forma negativa en sus relaciones personales y familiares. Este es uno de los grandes retos a los que tenemos que hacer frente, reforzando el apoyo y acompañamiento emocional para que puedan mantener una actitud positiva en la búsqueda de trabajo”, explicó Bravo.
Discriminación laboral
Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, advirtió: “las personas sénior están adquiriendo un peso creciente y dominante en nuestra economía como trabajadores, consumidores y ciudadanos, por lo que su discriminación laboral supone un profundo contrasentido. Sin embargo, no sólo es importante garantizar la no exclusión de los profesionales sénior, sino que es aún más estratégico reconocerles como indiscutibles agentes activos de crecimiento y desarrollo de la sociedad, siendo su participación en todas las esferas sociales, y particularmente el empleo, esencial para un futuro sostenible y competitivo”.
A este respecto, el directivo apeló al compromiso de empresas y administraciones públicas para que “el envejecimiento imparable de la sociedad vaya acompañado de una mayor conciencia y sensibilidad social. El empleo de los mayores de 45 años debe considerarse un asunto de Estado, un elemento crítico para que nuestro Estado del Bienestar sea sostenible en el tiempo. De hecho, España no podrá mantener su posición competitiva global sin la fuerza laboral sénior”.
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