Todo el mundo está familiarizado con el trágico significado de la palabra Holocausto, pero muy pocos conocen, al menos hasta el pasado mes de febrero, el término Holodomor, derivado de las palabras ucranianas hólod (hambre) y mor (exterminio). Entre 1931 y 1934, al menos 5 millones de personas murieron de hambre en la Unión Soviética, de los que casi cuatro millones eran ucranianos, como consecuencia de la política aplicada por Stalin para desviar el cereal y el trigo a Moscú y sobre todo eliminar la resistencia de los campesinos que se oponían a la doctrina comunista. Este genocidio, más la represión de la clase intelectual y las masivas deportaciones, impusieron la sovietización de Ucrania.
Quien quiera indagar sobre este espeluznante episodio de la historia europea, en el que los aldeanos de aquellas tierras se vieron obligados a practicar el canibalismo para sobrevivir, ahí tienen el magnífico libro Hambruna roja de Anne Applebaum, cuya lectura me coincide con la invasión ordenada por el sátrapa Putin sobre un territorio que perteneció al imperio soviético, pero cuyas raíces históricas se hunden antes de la creación de la URSS. Como dijo un general norteamericano, el drama de Europa tras la II Guerra Mundial es que condenó el fascismo, pero nunca el comunismo.
Consecuencias para Castilla y León
Tras estas breves pinceladas históricas, que si quieren profundizar ahí tienen el monumental libro Postguerra de Tony Judt o el fascinante El fin del Homo sovieticus de Svetlana Aleksiévich, debemos resaltar que este conflicto bélico a 3.500 kilómetros de Castilla y León tendrá unas evidentes consecuencias para nuestra economía. Desde el fatídico 2007, estamos experimentando las mayores crisis económicas, y también sanitarias, de la reciente historia. Recuerden que cuando empezaron a dispararse las alarmas en la banca de EE UU por las hipotecas subprime, aquello parecía que no nos iba a afectar al localizarse al otro lado del Atlántico. Meses más tarde, el sistema financiero mundial casi colapsa y, entre otros efectos, cambió el mapa financiero de Castilla y León al desaparecer sus seis cajas de ahorro, alguna de las cuales registraba los mejores ratios de eficiencia de todo el sector. Recuerden, también, cuando en un recién estrenado 2020 escuchábamos distraídos noticias sobre una desconocida ciudad china llamada Wuhan, cuyos habitantes estaban siendo contagiados por un letal virus. En pocas semanas, la pandemia llegó hasta nuestros hogares, llevándose por delante la vida de miles de personas y arruinando cientos de negocios.
Para hacernos una idea de las dificultades de las empresas para mantenerse operativas en esta dramática coyuntura, de las casi 3.000 sociedades mercantiles constituidas durante 2011 en Castilla y León, ya han desaparecido 6 de cada 10; y si nos retrotraemos al año 2001, sólo han sobrevivido apenas el 27% de las creadas en ese ejercicio.
Exportaciones e importaciones a Rusia
Y ahora tenemos la invasión de Ucrania por parte de Rusia, a quienes las empresas de Castilla y León exportan por un valor de 312,5 millones, a la vez que les compramos productos y materias primas por encima de los 24 millones, aunque esta última cifra es mayor pues nos llegan mercancías ucranianas y rusas a través de otros mercados. Las actividades más perjudicadas son la fabricación de piensos, automoción, transporte y logística, sector primario y agroalimentación, pues Ucrania es el granero de Europa y nuestra industria utiliza sus materias primas como trigo, aceite de girasol o maíz. Y de Rusia, sólo resaltar que con el aumento del coste de la energía ya tenemos un alto impacto económico en las cuentas de las empresas y en el bolsillo de todos los ciudadanos.
Aún es muy pronto para determinar el alcance de esta nueva crisis, que dependerá del desarrollo de los acontecimientos bélicos, con una velada amenaza nuclear. Lo único certero es que desde 2007 vivimos instalados en la incertidumbre y que, una vez más, los planes estratégicos de las empresas se han convertido en arrugadas pelotas de papel arrojadas a la papelera. Como dejó escrito Hegel, en el libro de la historia del mundo, los tiempos felices son páginas en blanco.
Siempre acertados sus comentarios. Recomiendo al hilo de Hegel. Rellenar, siempre vuestras tres páginas en blanco. Dónde estoy. Dónde quiero llegar. Donde están mis referentes…
Y siempre en temas impor/expor. Por favor analizar los tipos de cambios, tipos de interés…; y los posibles seguros que puedo utilizar.
Y analizar seguridad/infalibilidad….
Un saludo cordial
Brillante!
Muy bueno, Alberto!
Sinceras felicitaciones.
Abrazos