Luisa Alcalde
Turismo de sol y playa, campos de golf y buena gastronomía son algunos de los alicientes que ofrece el Hotel Gran Melià Sancti Petri, un complejo de lujo construido con acceso directo al kilométrico arenal de La Barrosa, en lo que se conoce como Nuevo Sancti Petri. Con una oferta muy centrada en la clientela familiar, permite acogerse a la opción Red Level, con un servicio más personalizado y sólo para adultos, con una zona exclusiva de piscina y otra para el desayuno a la carta, que evita el bullicio propio de los bufés. Sin embargo, tanto la calidad de los productos como la variedad de los mismos defrauda las expectivas que se esperan de un hotel de estas características.
Las habitaciones de la Red Level, espaciosas y con cama king size, tienen un área de jardín propio con cama balinesa y tumbonas desde la que se accede a una piscina exclusiva. Además de otra zona enorme con una gran piscina, el Gran Melià Sancti Petri cuenta con varias posibilidades gastronómicas, como el Aqua (a la carta), el restaurante del bufé, la barbacoa, la Taberna Don Fernando, el chiringuito de la playa Duna Beach y Alevante, dirigido por el afamado cocinero Ángel León, y galardonado con una estrella Michelin. Posee parking, gimnasio, que se queda pequeño y necesita modernizarse, y un área de spa con circuito de aguas y varios tratamientos con productos de la marca de cosmética de lujo Clarins.
La arquitectura del hotel es una mezcla entre las construcciones coloniales y el cortijo andaluz, cuya muestra más clara es sin duda su gran plaza asoportalada a modo de patio interior con jardines y profusión de fuentes, donde disfrutar de una cerveza a media tarde o de un concierto de música en vivo a partir de las 21,00 horas.
El aspecto culinario ha incrementado el nivel del establecimiento al contar desde 2017 con la dirección de Ángel León en el restaurante Alevante, porque sin embargo es bastante anodina la oferta del chiringuito Duna Beach, pese a que la carta parece tentadora a priori. Los platos se presentan sin apenas técnica, con un producto de segunda o congelado como en el caso de los Langostinos de Sanlúcar cocidos o el Atún con tomate, con una salsa desligada e insípida. Una pena porque el lugar podría mejorarse considerablemente, ya que las instalaciones son dignas y sobre todo la ubicación es única frente al mar y perfecta para gozar con unos ocasos de ensueño.
La impronta de un mago del mar
Algas, crustáceos y moluscos impregnan el universo sápido de Ángel León en la nueva propuesta de Alevante, el alter ego de Aponiente (Puerto de Santa María), en este caso como la propuesta gastronómica más sobresaliente del Gran Melia Sancti Petri. Abierto desde 2017 y desde 2019 con una estrella Michelin, se trata de un viaje marino que no defrauda. Desde su comienzo nada más levantar amarras con las Mantequillas de Neptuno, de sabor a pláncton, anchoas y algas, hasta arribar a puerto con Ventresca de Atún en tomate, con una reducción de la hortaliza durante 48 horas, la travesía navega entre una selección de entrantes antológicos como el Percebe y encurtidos, con jalapeños, de incisivo sabor; y el Cortadito del Mar, de algas y sarda; intercalados con otros ya clásicos del chef del mar como la Tortillita de camarones o las Chacinas marinas, que con lisa o sarda imita las formas de algunos fiambres como la mortadela o la sobrasada.
Para luego continuar el periplo de isla en isla saboreando una serie de platillos, algunos más logrados que otros, como Crema doble de erizos de mar, donde las perlas de cacao y el cítrico marroquí con una emulsión grasa ensombrece el sabor intenso del equinodermo; frente al Salpicón de calamar, excelso por la mezcla de texturas y sabores, con el cefalópodo crudo y el pepino encurtido crujiente, con un ají de maíz potenciado con picante marroquí; o los Ostiones a la marinera, que son un mordisco de mar; las Puntillitas rellenas de morcilla, una exquisita sorpresa por el trampantojo en sí que simulaba minúsculos chipirones en su tinta; para olvidar el Bizcocho sanluqueño, porque el langostino se pierde entre tanto brandy con chocolate.
Los postres, tanto el Cebiche de patata dulce, con helado de boniato con perlas de coco y emulsión de ají; como la Cuajada de miel marina, elaborada con leche de cabra y miel marina (hecha a partir de una planta de Sanlúcar de Barrameda con un potente sabor marino y con las mismas propiedades que la miel), de locura.
Parrilla de ElKano en Sancti Petri
Sin necesidad de alejarse mucho, en el hotel contiguo se puede disfrutar de la sucursal de ElKano en la playa de La Barrosa, denominado Restaurante Cataria, donde se subliman los productos del mar con su técnica magistral de parrilla. En la terraza del Iberoestar, el manejo de las brasas ensalza tanto pescados de la zona como bocinegro, urta o salmonetes, como mariscos, como bogavantes o langostas, al igual que langostinos de Sanlúcar y gamba de Huelva.
Hay que prestar atención a las propuestas fuera de carta porque la oferta es muy estacional, como Ortiguillas a la brasa, deliciosas dentro de una concha y casi crudas y con el sabor preciso de la parrilla; y el Carabinero de Isla Cristiana, con un punto menos de cocción y extraordinario, rotundo y poderoso. La marmita de atún con choco, como guiso marinero no le dejará indiferente, por su original reinterpretación. Enorme carta de postres con muchos platos apetecibles desde ración de quesos de la zona hasta selección de helados. Nuestra recomendación fuera de carta son los Higos asados con helado de cream de oloroso y Pedro Ximenez.
Paseos frente al mar
Uno de los mayores alicientes del Gran Melià Sancti Petri es su ubicación privilegiada en la playa kilométrica de La Barrosa, para disfrutar de largos paseos frente al Atlántico, que te conducen casi hasta el antiguo pueblo de pescadores, durante mucho tiempo abandonado y hoy en día en proceso de recuperación para explotación turística. El origen del poblado de Sancti Petri se remonta a un asentamiento fenicio, donde se cree que se erigió el templo de Melkart (Dios del Comercio), visitado por Julio César, y posteriormente el Templo del Hércules Gaditano, en lo que hoy es un castillo restaurado. El macroproyecto turístico que comienza a construirse en la playa de La Barrosa en 1988 tomó el nombre de este poblado, como Novo Sancti Petri.