Hablar, cuando aún no hemos dejado atrás la pandemia, de crecimientos medios anuales de un 17% en una empresa son palabras mayores. Es el caso de Samyl, compañía familiar fundada en Valladolid y que va camino de cumplir los 40 años de historia -30 con su denominación actual- y que ofrece a sus clientes servicios integrales para la externalización que no representan el core de su negocio.
Pero hagamos un poco de historia para ver la evolución de esta compañía, en la que podemos distinguir 3 períodos: el primero, de crecimiento lento, pero solvente y sostenido, desde la década de los 90 hasta 2008; una etapa de estancamiento con la crisis financiera provocada por las hipotecas subprime desencadenada en aquel año; y una última fase de despegue, desde 2015 hasta hoy, asentada en una intensa diversificación geográfica y de negocio.
En el último lustro, Samyl ha experimentado un crecimiento sostenido de un 20% anual y su facturación ha pasado de 21 millones de euros en 2015 a 53 millones al cierre del último ejercicio, con una previsión de facturar 65 millones al término de 2021. Este período de expansión ha venido acompañado, como no puede ser de otro modo, de inversiones de en torno a los dos millones de euros en las regiones donde la empresa desarrolla su actividad.
Plan estratégico 2021-24
En su plan estratégico 2021-24, la compañía familiar se plantea como objetivo un crecimiento medio anual del 17% hasta alcanzar los 100 millones de euros en 2024, lo que supondría casi duplicar su tamaño en 5 años. Este hito, además, le situaría entre las diez empresas multiservicios nacionales, “mediante la explotación de nuestra capacidad innovadora para afianzar nuestra ventaja competitiva, la continuidad e intensificación del proceso de expansión geográfica y la potenciación de la estrategia de diversificación horizontal y vertical, incorporando nuevos servicios a la actual cartera que aporten un mayor valor añadido y permitan el incremento de márgenes de explotación de la compañía. Esta constante diversificación se ha definido como un proyecto continuo, tanto por la consolidación de la estabilidad futura como por su valor como fuerza y motor de ilusión para afrontar los retos futuros”, sostiene Pablo Gutiérrez Pérez de Lis, quien junto a sus hermanos Carlos y Juan es socio mayoritario y consejero delegado de Samyl e integran la segunda generación del negocio familiar.
Internacionalización, como pilar estratégico
Hablemos de personas. La empresa casi ha triplicado su plantilla en los últimos años, al pasar de 1.431 trabajadores en 2015 a 4.100 en la actualidad en España, a los que hay que sumar 700 empleados más en Colombia. Y es que la internacionalización es otro de los pilares estratégicos de Samyl, ya que desarrolla su actividad no sólo en España, sino también en Portugal y en el país latinoamericano, donde en la actualidad es un referente en la prestación de servicios en el ámbito hospitalario.
Un 90% de sus clientes pertenece al sector público, a través de contratos de servicios, obras y concesiones en las diferentes líneas de actividad de la empresa. “Esta estrategia de diversificación geográfica y de actividad, pero de focalización en el cliente público, sustenta ese crecimiento sostenido del que venimos hablando, no tan dependiente de los ciclos, lo que aporta seguridad frente a los riesgos de insolvencia de clientes privados. No obstante, en la actualidad iniciamos un proceso de apertura al cliente privado muy estudiado, lo que nos ha permitido incrementar la cuota de participación en las ventas totales un 200% en los últimos tres años, hasta unos valores en los que nos sentimos cómodos, contribuyendo de este modo al aumento de la rentabilidad y a la diversificación del espectro de sectores específicos donde especializar nuestra vocación de servicio”, detalla Carlos Gutiérrez.
Gestión de personas
Respecto a la actividad de la compañía, su especialidad es “la gestión de personas y la prestación de servicios intensivos en mano de obra”, matiza Juan Gutiérrez. El portafolio de líneas de negocio engloba limpieza de edificios, servicios auxiliares, mantenimiento técnico de instalaciones, servicios de back office, facility management, diseño, construcción y mantenimiento de parques infantiles, jardinería y mantenimiento de zonas verdes, servicios deportivos, sanitarios y sociosanitarios. En los últimos años, Samyl dirige parte de sus esfuerzos, en línea con sus “valores de responsabilidad social y ética empresarial”, al ámbito de la integración laboral de personas en riesgo de exclusión social, con la constitución de Inama, su centro especial de empleo; y posteriormente la Fundación Samyl.
Valores como empresa familiar
Por su condición de empresa familiar, Samyl cuenta con unos valores “muy personalistas, es decir, muy identificados con los del propio fundador, Agustín Gutiérrez Fernández, y la historia familiar. Esa filosofía, reflejo de la personalidad de Agustín, ha sido transmitida a sus colaboradores cercanos en el ámbito empresarial y a la segunda generación del negocio en el entorno familiar y se sustenta en los principios de profesionalidad e ilusión frente al desafío de responder a la expectativa de los clientes en los servicios que nos confían, planteando la mejora y optimización desde un enfoque dirigido a la innovación, el desarrollo y captación de talento y sobre la máxima de hacerlo con un comportamiento ético, honesto y austero. Esta filosofía de inconformismo, de la cual nos sentimos orgullosos, nos ha permitido ser reconocidos en nuestro sector y posicionarnos de forma sólida, además de afrontar los diferentes ciclos económicos de manera solvente, adaptándonos en cada situación a las exigencias del momento, así como aprovechar los vientos de cola en circunstancias favorables”, enfatiza Carlos Gutiérrez.
¿Cuál es la fórmula del éxito de Samyl y de su despegue hasta alcanzar sus actuales magnitudes? Lo explica Pablo Gutiérrez: “la clave del éxito se basa en la profesionalidad y el enfoque al servicio, derivada de nuestra prolongada experiencia en el sector, y el talento humano, así como la capacidad de gestión como un modo de dirección orientado al autogobierno mediante la dotación de una elevada autonomía e independencia que se dirige sobre la guía de una visión compartida de la empresa, lo que nos confiere una elevada flexibilidad y agilidad de respuesta ante los cambios y poder introducir con eficacia mejora e innovaciones que nos sitúen a la cabeza del sector”. En la cúpula de Samyl señalan que este modelo les confiere gran capacidad de respuesta y flexibilidad frente a las nuevas realidades de los clientes.
Más información en el número de octubre de la revista Castilla y León Económica
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