Luisa Alcalde
Sin duda el mayor atractivo de Maspalomas son sus dunas móviles, un paraíso protegido de 403 hectáreas de superficie que mueren en el Atlántico después de suavizar su pendiente en la enorme playa del mismo nombre que se extiende entre Meloneras y El Águila a lo largo de casi doce kilómetros de arena fina. Alrededor de este estandarte creció hace más de cincuenta años lo que hoy se conoce como Maspalomas, que acoge cerca de 92.000 plazas de hoteles y apartamentos y alberga a más de 20.000 extranjeros residentes y recibe a más de tres millones de visitantes al año, lo que convierte a este enclave en una referencia turística en España, caracterizado por su cosmopolitismo y su concurrencia gay.
El Riu Palace Maspalomas es la mejor opción para llenarse día y noche de este desierto dorado con elevaciones onduladas de hasta doce metros de altura, que se pueden transitar descalzo, como si fueran un tobogán múltiple o rodado haciendo de croqueta humana. Su ubicación privilegiada también permite desde las habitaciones de mayor altura observar los atardeceres sobre el mar, que los menos afortunados tienen que contemplar desde el mirador público que se encuentra justo en el paseo del hotel.
El único inconveniente es que la primera línea de playa es relativa porque para acceder a la misma o se recorre una distancia considerable a través de las dunas o es preciso caminar un trecho por el paseo para bajar por el acceso a la Playa del Inglés. Esta fachada marítima, que une Maspalomas con la Playa de San Agustín y El Águila a través del inmenso arenal y de sus acantilados, es de gran belleza y puede recorrerse sin dificultad.
Hacia el otro extremo se encuentra una zona de la playa que es nudista y el Faro de Maspalomas, el tercero más alto de España con 56 metros, por detrás del de Chipiona y el de Fuerteventura. Ahí se encuentra la playa de Meloneras, con una zona más moderna con nuevos hoteles, centros comerciales y restaurantes.
Doble zona de piscinas
Además de las vistas privilegiadas, el Riu Palace Maspalomas ofrece una doble zona de piscinas muy amplia y cuidada, mientras que el gimnasio deja mucho que desear por su reducido espacio y escasos aparatos. También posee un área de spa y tratamientos y masajes, a la vez que cuenta con peluquería.
Las zonas comunes como el hall y la cafetería son espaciosas, al igual que las habitaciones que tienen terraza sobre las piscinas. El desayuno bufé es correcto, lo mismo que para almuerzos o cenas, a no ser que se decante por la opción de la piscina con snack y platos más informales, o por el Restaurante Krystal (solo cenas), con un servicio a la carta bastante flojo.
Amplia oferta culinaria
Como la oferta gastronómica de este Riu es más bien pobre, recomendamos explorar los restaurantes de Maspalomas y Meloneras con algunas alternativas muy interesantes, como Lola, una propuesta joven y desenfada liderada por italianos aunque sus creaciones reciben las influencias de otras cocinas mediterráneas.
En los entrantes destacan platos como el Carpaccio de pulpo de intenso sabor o la Lengua de ternera a la plancha con su característica textura. También muy apetecibles el Huevo en dos cocciones y la Tarta tatín de cebolla. En los segundos, el Risotto de codorniz y col negra cautiva por su técnica y delicioso gusto. Racial el Ravioli de tuétano y potente el Cuello de cordero confitado. Los pescados, más escasos, con la sola opción del Bacalao con salsa de tomate. Si es amante del cacao, no lo dude: el chocolate en varias texturas le hechizará en el postre. Los precios muy comedidos y el servicio joven y atento.
Si prefiere un italiano más típico pero lleno de autenticidad, Matilda es perfecto, por su cocina casera y contundente. Un descubrimiento en el Centro Comercial Cita, una zona de lo más kitsch, a la vez que decadente, que ofrece una carta corta, con ausencia de pescados, pero con elaboraciones antológicas como los Caprese con ragut o los Espaguetis carbonara al estilo tradicional. Las raciones muy generosas y corta carta seleccionada de vinos italianos. El servicio gentil y muy amable. El local diminuto está decorado con dibujos pintados por los clientes en los manteles gracias a las pinturas de las mesas.
Una alternativa para saborear marisco gallego y pescado local es Rías Bajas. Sin mucha intervención y respetando el producto, en este local próximo al Centro Comercial Yumbo se puede disfrutar de ostras, navajas, centollos, carabineros, entre otras delicias del mar en temporada, además de pescados de las costas canarias, como la fula de altura, un pez parecido a la dorada, que lo sirven al horno con patata panadera.
Una opción coqueta dentro de una urbanización de bungalós de los años 70 es el Restaurante Parque Romántico, dirigido por el chef Iván Pulido. A Pulido, que pasó por las cocinas de David Muñoz y de Chicote, le gusta jugar con los trampantojos como con el Tomate con foie, al igual que apuesta por creatividad y fusión en otras de sus creaciones como Tartar de atún rojo con mostaza y Ensaladilla con langostinos y zanahoria.
Si le apetece la cocina peruana, puede probar en Segundo Muelle del Inglés, ubicado en la terraza del Hotel Caserío, donde podrá degustar algunas de sus especialidades en este local franquiciado por un cocinero andino como ceviches, causas, platos de carne y makis de influencia nikkei. El servicio en sala compensa los altibajos de los platos.
Una apuesta más segura si se decanta por la comida argentina es El Churrasco, especializado en cortes de carnes tanto americanas como gallegas a la parrilla, propiedad de la familia Gil de origen colombiano con varios locales y otros negocios como bodegas en distintas denominaciones de origen. Buen montaje y vistas a la costa de Meloneras en una lujosa zona comercial y con muchos restaurantes.
En plena playa, pero en este caso en la del Inglés y en formato de sencillo chiringuito, Casa Juan ofrece una preciosa panorámica del arenal y del mar desde donde se puede ver el aterrizaje de los paracaidistas. Las papas arrugadas con el mejor mojo picón de la isla se pueden degustar ahí.
Restaurante panorámico
Una de las fórmulas más sofisticadas de la zona es el Restaurante 360 Grados, ubicado en la planta octava del hotel de cinco estrellas Bohemia Spa & Suites. Muy recomendable tomarse un tiempo previo para deleitarse en la coctelería Altelier, con fama de ser la mejor de la isla con vistas a la Playa del Inglés con una carta generosa de cócteles atrevidos y divertidos. Buen ambiente nocturno para degustar una copa viendo el atardecer. Y posteriormente, acceder al restaurante panorámico, con un buen montaje de cocina a la vista y una carta muy amplia. También ofrece menú degustación por 60 euros y maridado por 30 euros más.
Con entrantes muy sugestivos como el Ceviche de atún patudo con papaya, la Sopa de coco y hierba limón o Vieiras rustidas con caldo untuoso, se observa también buena técnica y fusión gastronómica en otros platos como el Pad Thai con setas y verduras. En los pescados, sin embargo, se agradece la intervención mínima. Mención aparte merecen los postres con nombres muy sugerentes, como la Conspiración de Hera formado por torrija de pan de leche con sorbete de mango, o la Ilusión de verano con granizado de hibisco y frutas impregnadas en licor de naranja.
Un puente entre España y América
Aunque haya elegido Maspalomas casi exclusivamente con el objetivo de disfrutar del turismo de sol y playa, es aconsejable alquilarse un coche y acercarse al menos hasta Las Palmas de Gran Canaria, a 40 minutos de distancia por autovía, para recorrer su recoleto casco histórico fundado en 1478 por castellanos y andaluces.
Las iglesias, conventos, casas y palacetes coloniales del Barrio de Vegueta te trasladan a tiempos pretéritos de bonanza. En la Plaza de Santa Ana, con casonas abiertas de imponentes patios, sobresale la Catedral de Santa Ana, que combina su interior gótico con su fachada neoclásica. Imprescindibles también por su preciosa arquitectura son la Casa de Colón y el Museo Canario. Otra plaza con mucho encanto es la de Santo Domingo.
Las construcciones modernistas también tiene un lugar preeminente en la ciudad comercial, sobre todo en la calle Triana, donde destaca el Gabinete Literario. La Casa Museo Pérez Galdós, donde nació el insigne escritor, muestra muebles, obras de arte y manuscritos del autor de los Episodios Nacionales.
El Castillo de Mata y el Castillo de la Luz, este último construido en el siglo XV y situado en la zona portuaria, dan una idea de la posición estratégica que ocupó la isla en las rutas de navegación hacia América.
En este istmo que es la capital de Gran Canaria, destaca su espléndida playa urbana de Las Canteras, de más de tres kilómetros de longitud y bandera azul, que se encuentra perfectamente integrada en la vida cotidiana de la ciudad. A lo largo de su paseo, se suceden multitud de bares, cafeterías y comercios, hasta llegar al Auditorio Alfredo Kraus, construido en honor al famoso tenor canario. Después de la caminata es muy agradable tomar un tentempié en una de sus terrazas, para ver la tierra rodar y a la gente pasear.
Muy buen reportaje. Me ha traído potentes recuerdos de cuando visité esta gran isla, curiosamente relacionados con mi afición al montañismo:
http://www.foropicos.net/viewtopic.php?t=29948