El Ciclo La Empresa Familiar Comparte, organizado por las Asociaciones Territoriales de la Empresa Familiar, de las que forma parte Empresa Familiar de Castilla y León (EFCL), celebró este viernes una nueva sesión ‘online’ en la que participaron los oftalmólogos Luis Fernández-Vega Sanz y su hijo, Luis Fernández-Vega Cueto-Felgueroso. El webinar contó con la moderación de la periodista Ana Samboal.
Tras una trayectoria de 135 años recogidos en 5 generaciones de especialistas, la familia Fernández-Vega continúa su legado transmitiendo cicacoa de generación en generación, es decir, ciencia, cariño, comprensión y ánimo, por sus inciales. “La cicacoa es un fármaco que mi padre decía que hay que saber aplicar en las dosis apropiadas, según el paciente. Unos necesitan más comprensión otros, más de ciencia. Esa cicacoa, esa relación médico-paciente es muy importante. Por eso, la telemedicina es muy importante para salvar un momento de pandemia puntual o por no poder desplazarse, pero es tan importante la relación que va a seguir siendo fundamental el contacto”, señala Fernández-Vega Sanz.
Empresa
Ser empresario no entraba en los planes de los Fernández-Vega, pero la alta demanda de pacientes les obligó a crecer e ir aumentando el volumen de trabajadores y poco a poco se fueron profesionalizando. Como señala Fernández-Vega Cueto-Felgueroso, “la vocación médica prima siempre. Eso lo tenemos claro. Pero sí que es verdad que desde casa veíamos que teníamos que estar preparados para lo que se nos venía, había una labor empresarial detrás”.
Como seña de éxito de esta familia de oftalmólogos, desde sus orígenes en 1886, cuenta con una clara apuesta por la formación internacional. Algo que enriquece a la propia empresa por los conocimientos adicionales que aporta: “la formación en medicina debe ser permanente, pero esto es transmisible a cualquier empresa”.
Asturias
El Instituto Oftalmológico Fernández-Vega ha sido reconocido recientemente en MRS, el ranking de reputación sanitaria más importante de España, como el mejor centro privado de oftalmología del país. “Desde una ciudad pequeña como Oviedo quizá tenga un poco más de valor”, señalarón, al tiempo que apuntaron: “con Oviedo tenemos muy buena relación porque llevamos 135 años aquí, aunque todos hemos estudiado fuera. Movemos a unas 110.000 personas al año. Según un estudio de la Universidad de Oviedo de 2012, el 10% de las pernoctaciones de la ciudad era por pacientes nuestros”. Y es que el 70% de sus pacientes acuden desde otras regiones.
Aseguran que es raro el mes que no se nos acerca algún grupo con alguna oferta tentadora que no han llegado a estudiar porque hay algo más valioso para esta familia: “tenemos nuestros valores y eso es muy difícil de cuantificar. Pertenecer a otro grupo podría hacer que perdiéramos identidad, la razón de ser de nuestra institución. Lo que nos ha llevado hasta aquí”.
También para Fernández-Vega Cueto-Felgueroso, si nada lo impide, Oviedo seguirá siendo su sede en el futuro. “Nuestra intención es seguir aquí. Pusimos una semilla en Madrid que podríamos hacer crecer, pero no es nuestra intención en un futuro inmediato, porque estamos muy contentos tal como estamos. Lo único que queremos es trabajar en igualdad de condiciones con otras comunidades autónomas y, de ser así, seguiremos otros 135 años”, señaló.
Entre las diferencias a las que se enfrentan en Asturias frente a otras regiones están la dificultad en las comunicaciones que van mejorando aunque más lentamente de lo necesario y una elevada fiscalidad. “Por una parte, el AVE ayudará a que la gente pueda llegar con más facilidad, en un tiempo prudencial. Y, por otro lado, el tema fiscal. Es importante una homogenización, a la par que reducción, de los impuestos para poder competir en igualdad y mantener la generación de actividad y la capacidad de atraer y retener talento en Asturias”, declaró Fernández-Vega Sanz. Ya que, como bien dicen, esto supone un agravio con respecto a empresas de la competencia.
Protocolos de sucesión
Los protocolos son parte fundamental del funcionamiento del negocio familiar, ya que determinan tanto la incorporación de nuevos miembros a la empresa, como la formación accionarial o el plan de sucesiones.
“No se puede ser accionista si no se trabaja en la empresa, pero tiene además que cumplir unos requisitos. Así que hoy tenemos 3 accionistas, aunque hay más familiares en la empresa, y eso nos ayuda a tomar decisiones”, aseguró Fernández-Vega.
Además, cuentan con un protocolo familiar que dice cómo se tiene que formar un oftalmólogo de la familia que se quiere incorporar al negocio, cuántos años debe trabajar fuera o cómo se profesionaliza la gestión. La edad para abandonar la cirugía se ha fijado en 75 años: “la clínica o la consulta depende la persona, de cómo esté, pero hará menos proporción de pacientes”.
Como señala Fernández-Vega Sanz, “uno tiene que marcharse de los sitios entre aplausos, no entre silbidos. No puedes negar la realidad y hay que saber en qué momento te tienes que marchar y, cuando las condiciones no sean las óptimas, no puedes ser una rémora para la organización”.
Especialización e investigación
La fórmula para salvar los conflictos profesionales en la familia la han encontrado en la especialización de cada uno de sus miembros. “El ojo mide una media de diámetro de 23 milímetros y cada uno de nosotros trabaja en 2 ó 3 milímetros, 5 como mucho. La especialización es máxima. No podemos comparar a un primo con otro porque cada uno se dedica a una cosa”, comentó el doctor.
El Instituto Oftalmológico Fernández-Vega atiende cada año a más de 110.000 pacientes que ponen sus ojos en manos de los más de 200 profesionales que trabajan allí. Una labor apoyada sobre 3 patas fundamentales: la clínica, la investigación y la docencia.
“Hoy en día no se puede hacer nada sin la clínica, la cirugía y la investigación. La parte de investigación es clave para poder trabajar allí en los problemas no resueltos y tener investigadores que pudieran estudiarlos. Llevamos mucho tiempo haciendo investigación y con toda la información creamos bases de datos, y con ayuda de la inteligencia artificial, podemos extraer resultados que nos puedan beneficiar a nosotros y a nuestros pacientes”, señalaron.
Además, por supuesto, de que todo este conocimiento lo transmiten a otros profesionales de la medicina a través de la docencia. Desde hace algunos años la clínica Fernández-Vega se convirtió también en instituto universitario. Y todo ello, confesaron, les ha permitido ir siempre varios años por delante de la competencia.
Factor humano
“Para nosotros es muy importante la fundación”, señaló el doctor Fernández-Vega, que añadió: “como médicos creemos que tenemos que devolver a la sociedad parte de lo que nos da”.
A través de su Fundación ayudan a gente necesitada: “queremos que quien nos necesite pueda contar con nosotros”. Destacan, por ejemplo, los miles de personas ciegas “evitables” que podrían recuperar la visión con una simple operación de cataratas.
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