El Instituto de Estudios Bursátiles (IEB) asegura que el sector financiero español está en una situación sensiblemente mejor que hace 12 meses. Afirma que sólo hay que observar sus cotizaciones para darse cuenta de esta mejoría. Pero ahora que el proceso de reestructuración de la banca española está llegando a su fin, hay que ser conscientes de los desafíos internos y externos a los que el sector financiero tendrá que enfrentarse en los próximos meses.
1. Racionalizar la capacidad instalada. España ha sido uno de los países que más ha reducido el número de entidades, sucursales y empleos en el sector financiero. En el año 2008, existían más de 52 entidades financieras que a día de hoy son apenas 10 grupos bancarios.
En cuanto a las sucursales, se han hecho los deberes más rápido que en Europa, ya que se han cerrado más de 12.300 oficinas desde que comenzó la crisis. En 2008, España contaba con 46.000 (una oficina por cada 1.000 habitantes). Mientras que en 2010 era el cuarto país con más oficinas del mundo, sólo superado por China (120.000), EE.UU. (100.000) e India (70.000).
1 de cada 3 sucursales cerradas en la zona euro ha sido española. Cabe destacar que, desde el año 2009, se han cerrado de media en España casi 2.500 oficinas al año.
2. Morosidad y reducción de márgenes. El último dato publicado, correspondiente al mes de junio, elevaba la cifra al 13,06%. Aunque ha comenzado a disminuir levemente, hasta que no baje de las 2 cifras, no serán buenas noticias, según los expertos, por el importante volumen de provisiones que tienen que mantener los bancos, repercutiendo en el apetito para autorizar nuevos préstamos a particulares y empresas.
3. Regulación, supervisión y test de estrés. Basilea III sigue siendo uno de los caballos de batalla del sector financiero, ya que cuanto más capital se le exige a la banca, más se estrangula el crédito y dificulta su apalancamiento propio de la actividad bancaria. A esto hay que añadirle la mayor rentabilidad que los inversores piden a un sector que está todavía dañado.
Además, aún quedan los test de estrés, que podrían dar algún susto. Según la Autoridad Bancaria Europea (EBA), un porcentaje importante de la banca del viejo continente podría tener problemas aunque parece que las entidades españolas llegan bien preparados al examen.
4. Banca móvil, ‘tablet ranking’ y redes sociales. Muchas compañías, sobre todo las de servicios de pagos, están aprovechando para presentar ventajas en cuanto a la movilidad, el geomárketing y el tiempo real. España es el país europeo con mayor penetración de los smartphone de toda Europa, por lo que resulta fundamental que las entidades españolas se adecuen a las nuevas exigencias de sus clientes.
La banca española no saca buena nota aún en redes sociales. El sector debe apostar por estos nuevos canales de comunicación y de venta. Las posibilidades son múltiples y muchas aún desconocidas.
5. Cambios sociales e imagen del sector. Si algo ha cambiado con esta crisis es la imagen percibida por el sector. No sólo están tocados en términos de solvencia y viabilidad, sino también en términos de imagen y confianza. Debido a muchas negligencias, la imagen de los banqueros, sus directivos y sus trabajadores no atraviesan uno de los mejores momentos de su historia. Queda por tanto, mejorar la transparencia y el comportamiento ético del sector.
Por otro lado, la sociedad también está cambiando y cada vez demanda diferentes necesidades: productos más especializados, servicios en tiempo real y desde cualquier lugar, con ofertas ad hoc y siempre con una gran experiencia de usuario.
6. Cómo hacer frente a los competidores. La banca en la sombra o Shadow Banking es un mercado no regulado pero en pleno crecimiento. Según un reciente informe publicado por el IEB y Axesor, existen 160.000 millones de euros disponibles para financiación fuera de los canales puramente bancarios. En España están aún poco desarrollados, pero en otros países como EE.UU., estos activos corresponden a 71 billones de dólares, que representarían el 24% de los activos financieros.
7. Nueva competencias digitales de los empleados. Por último, y posiblemente uno de los retos más importantes de todo el sector, será la trasformación de la banca actual a la nueva banca digital. Independientemente del tamaño de la entidad o del mercado en que se sitúe, deberán ir integrando diferentes innovaciones disruptivas basadas en la tecnología para cambiar la forma de hacer banca. Todo parece indicar que se caminará hacia un modelo más de orientado a los servicios financieros en tiempo real que a la banca pura tradicional.
Europa Press