Hace unos días, ocurrió algo en la Vuelta Ciclista a España que, no por no ser la primera vez que pasa, deja de ser llamativo. E injusto. 93 ciclistas llegaron a casi 54 minutos del ganador de la etapa, 25 minutos por encima del límite que el reglamento permite, casi media hora por encima del fuera de control. La normativa establece que aquellos ciclistas que llegan más allá de ese plazo, han de ser expulsados de la competición. Sin embargo, la organización, para evitar que la carrera se quedara con tan sólo 71 ciclistas y dañara la imagen de la prueba, decidió readmitirles. Yo, en cambio, creo que así es como se daña su reputación.
Esto sucedió porque en ocasiones similares anteriores la decisión que se tomó fue la misma, si un grupo numeroso llegaba más allá del límite, eran repescados. Y claro, los corredores lo saben. Si se juntan muchos, no pasa nada por llegar con retraso más allá de lo permitido.
Es posible que en los días posteriores, alguno de estos deportistas, que deberían estar excluidos, gane alguna etapa por delante de aquellos que sí cumplieron con las normas preestablecidas -y conocidas por todos- y que además se esforzaron en llegar dentro del tiempo fijado en el reglamento.
Flexibilidad
Este caso, popular y conocido, se replica más veces de lo deseado en las organizaciones.
A veces confundimos ser flexibles -creo firmemente en la flexibilidad- con no hacer respetar las reglas y permitimos que algunos se salten ciertas normas, ya fijadas y conocidas por todos, y de este modo somos injustos con quiénes sí las cumplen. Y hablamos de normas, pero también de plazos, tareas, horarios…
Si tengo un puesto de responsabilidad sobre otras personas, este es un grave error de liderazgo.
Un líder ha de ser flexible, por supuestísimo, pero antes aún ha de ser justo. Y cuando permitimos que algunos sobrepasen ciertos límites, somos injustos con quienes se esfuerzan en respetarlos. A partir de ahí, se pueden crear precedentes con consecuencias incalculables. Comparaciones, celos, rabietas, agravios, conflictos…
Y algo peor aún, que una persona comprometida, cumplidora, respetuosa y motivada, pueda dejar de estarlo, al sentir que se tolera que otros se salten aquello que previamente estaba marcado y que él, o ella, cumple religiosamente -a veces con mucho esfuerzo y a su pesar-.
Y es que tiene que joder mucho que otro te gane una etapa, cuando sabes que debió ser previamente eliminado, un día que tú te esforzarte para llegar dentro de control y él, no.
Felix te garadezco tu ejemplo de ciclismo, y tu asociación a la flexibilidad en el mundo laboral y el liderazgo.
GRACIAS
Gracias a ti por tu comentario, Jesús
Aplaudo tu denuncia por un error cultural que pagaremos muy caro. Como el ejemplo que mencionas existen muchos como el ceda el paso de entrada en las autopistas.
Pero lo que mas me preocupa son los cuatro que voceando mas pretenden imponer su voluntad a los 40 millones que callan esperando que se cumpla la norma aceptada por todos.
– La obsesión de Otegui por ser candidato
– El contumaz separatismo catalán
– La falacia del bienestar animal
….
Muchas gracias por tu comentario, ZAABe, habría tantos ejemplos que podríamos poner, en cualquier sentido…