Últimamente veo en algunos contextos laborales, personas y equipos de trabajo exprimidos al máximo, en pos de altos resultados, sin que sus responsables sean conscientes del ritmo al que están sometiendo a sus colaboradores (o sí, lo que sería aún peor).
Esas personas y esos equipos trabajan a un ritmo extenuante e invierten horas de más para alcanzar lo que sus superiores esperan de ellos. Normalmente lo consiguen y esto, precisamente, se vuelve en su contra.
He llegado a ver equipos de trabajo, reducidos en su número, sacar el mismo trabajo que cuando eran 2 ó 3 personas más en sus filas. Y al reafirmarse la persona que exige, que los exigidos son capaces de dar los resultados demandados, insisten más y más en sus demandas, sin percatarse de que esas personas, antes o después, harán crack y se quemarán y que a medio y largo plazo los resultados serán peores y menos sostenibles que yendo a un ritmo menor.
Maratón
Es algo así como pensar que, como Usain Bolt es capaz de correr los 100 metros en 9 segundos y 58 centésimas, el propio Bolt podría correr una maratón a ese ritmo y cumplimentar la distancia (42,195 kilómetros) en 1 hora y 7 minutos pulverizando el récord del mundo (que ahora está en 2 horas, 2 minutos 57 segundos).
¿A que cuando lo vemos así nos parece ridículo? ¿A que no hace falta ser muy listo para saber que el rayo no podría mantener esa velocidad muchos más que esos 100-200 primeros metros?
Límites
Entonces, ¿por qué no tenemos la clarividencia de entender que las personas no pueden estar trabajando al límite de su máxima intensidad durante más de un corto período de tiempo? ¿Por qué exigimos y exigimos más allá de lo razonable (a veces incluso a nosotros mismos) y apretamos y apretamos más allá, a veces diría, de lo humano?
Al igual que entendemos que si el prodigio jamaicano tuviera que correr a su máxima velocidad una maratón, sería incapaz de seguir pues se lesionaría, vomitaría, abandonaría,…
¿Por qué no entendemos que una persona llevada al límite de su ritmo de trabajo se va agotar, va a dejar de ser productivo, va a cometer más errores, se va a desmotivar o se va a hartar y nos va abandonar? ¿Por qué no nos damos cuenta de las consecuencias que para la salud de las personas tiene el alto estrés mantenido? ¿Y por qué no vemos los problemas familiares que puede causar tener a una persona extenuada al llegar a casa?
Y es que, aun a riesgo de parecer pesado, le pese a quién le pese, no, no podemos correr una maratón al ritmo que somos capaces de correr 100 metros.
Felix, efectivamente eso sucede y de ahí la intervención en formación y prevención de riesgos psicosociales, gestión del cambio,…etc
Otras empresas que no han intervenido hoy han cerrado y no existen.
Organizaciones, cuya carga de trabajo estaba mal distribuida, no tenían implantado la descripción de puestos, la evaluación del desempeño,…. y hoy son más productivas y competitivas, su personal no va como Usain Bolt, pero caminan al rirmo que la sociedad demanda.
Gracias por tu comentario. Saludos
Desde luego que los responsables de las organizaciones son conscientes de que se trabaja al límite y me alegro de que hayas sido capaz de expresarlo con esa comparativa tan acertada.
Es inhumano el ritmo al que nos estamos acostumbrando como lo es también la cantidad de horas que hay que trabajar para conseguir una pequeñísima parte de lo que hasta hace unos años se conseguía con un horario adecuado.
Por todo esto y por la falta de motivación de los líderes, nos encontramos la mayor parte de las veces tirando del carro “solos” y por orgullo profesional, que es muy elevado y ese si que motiva!!
Mucho ánimo a todos!!
Felicidades de nuevo Felix por tu post!!
Un abrazo
Gracias por tu felicitación y por tu comentario Vero. Un abrazo