Twitter, Facebook, Foursquare, Google, Blogs, YouTube, Instagram… Verdaderos caballos de batalla de nuestra privacidad que día a día usamos para ese triple CO del que, seguramente, muchos no hayáis oído hablar, pero que está ahí: compartir, colaborar, co-crear.
Todo esto hace que nuestra vida social (lo que muchos llaman aún 2.0, aunque algunos ya están en el hastaelinfinitopuntoceroymásallá) sea no sólo compleja sino a veces difícil de gestionar, más aún cuando en los medios las noticias negativas llaman más la atención que las positivas. Siempre será mucho mejor meter el miedo a usar las tarjetas en Internet que hacer ver que usar una tarjeta en nuestro día a día puede llegar a ser igual o más peligroso. Ya no digo nada de los bulos que corren sobre lo negativo de las redes sociales, síntoma de ese problema tan español que es la resistencia al cambio.
Pero para quienes lleváis menos de un año metidos en este tema, que sóis la mayoría, y, además, no os encontráis cómodos porque os sentís fuera de lugar sin aquéllos que en vuestro día a día sacian vuestro ego, tengo buenas noticias.
Identidad digital
Los que estamos ahí en ese mundo desde hace un tiempo largo (todo lo largo que pueden ser en nuestras vidas unos siete años en el mundo social, pero que se acercan a la veintena peligrosamente si hablamos de estar en Internet) notamos que necesitamos despegarnos un poco de nuestras identidades digitales. Tener una identidad digital es bueno y, si no la tienes, deberías empezar a crearla ya (búscate en Google y si hay menos de 1.000 referencias sobre ti que no sean notas de prensa, preocúpate). Siempre teniendo claro que estarás creando algo nuevo, diferente a tu yo físico, que seguramente será menos atractivo de lo que vas a intentar vender online. A mí me pasa: cuando doy una charla o una sesión de formación, la gente no se cree que ese ser deslenguado que puebla ciertas redes sociales sea el mismo que está hablando sobre gestión de crisis en la red o que sea una persona humilde que está aprendiendo día a día.
Todo en nuestras vidas se disfruta mucho más en la vida real. Disfrutar una buena comida, mirar a tu pareja a los ojos, ir a un concierto, abrir ese cómic (que me encantan) o ese libro que acabas de comprar y que huele aún a tinta e imprenta. Hasta leer un libro en nuestro flamante e-book o ver una serie en nuestra televisión. Internet sólo es el medio de transmisión. Y, por mucho que el mercado se invada de relojes inteligentes, nada va a superar jamás a la sensación de tener un reloj de verdad en nuestra muñeca. Sí, ese dumbwatch que sólo sirve para ver la hora, el de agujas que en toda la publicidad sale siempre marcando las 10 y 10.
Habilidades en la vida real
Por mucho que usemos Internet, sólo podemos desarrollar ciertas habilidades personales cara a cara en la vida real. Aprender a hablar en público, identificar correctamente una idea de negocio, mejorar nuestra escritura… Y tenemos que encontrar todos el equilibrio en nuestras vidas, el equilibrio entre el nosotros de carne y hueso y el nosotros en la Red. Conseguir que las expectativas que mucha gente deposita en nosotros se vean correspondidas con un trabajo y un desarrollo personal que no sólo se base en Internet.
Así que si quieres hacerte un hueco en Internet, yo te cedo mi espacio. Porque en mi vida hay otras muchas cosas (aunque no te lo creas) desde que me levanto hasta que me acuesto, entre ellas disfrutar del silencio, ese silencio que en un Internet cada vez más lleno de ruido interesado y poco interesante, no podemos conseguir.
Internet, sólo una herramienta
Eso sí, te doy un consejo que espero que valores dentro de unos meses: que te conviertas en alguien muy famoso en el mundo online nunca te va a garantizar el éxito fuera de Internet y, sobre todo, por mucho que creas que estás creando en Internet puede que fuera de Internet no hayas creado nada, por mucho que creas que sí. Ni siquiera a pesar de haber creado tu imagen. Porque esa imagen probablemente no sea nada real.
Empecemos a ser más reales y todos saldremos ganando. Recuerda que Internet sólo es una herramienta.
Además de resistirnos al cambio, en España tenemos una gran habilidad para crear burbujas.
Enhorabuena, Esteban, por aportar una dosis de realidad a la burbuja actual que supone el dospuntocerismo.
Aún nos quedan otras burbujas, como la de los emprendedores y la del gin tonic, pero se salen del tema.
Gracias hombre.
La burbuja de los gintonics no me la toques, que así siempre hay Seagram’s en todos los bares 😉
“Todo en nuestras vidas se disfruta mucho más en la vida real. Disfrutar una buena comida, mirar a tu pareja a los ojos, ir a un concierto.”
Touche, y no digo más, que suena a peloteo.
M
Claro 🙂
Contarlo está bien, pero mientras tanto hay que disfrutar el momento sin distracciones 🙂