El pasado 4 de diciembre, ya lejano, compartía en este blog mis reflexiones sobre el posible desembarco de Apple en el negocio de los datos, atreviéndome incluso a bautizarlo como Apple iData.
Casi 10 meses después, la apuesta de Apple por los datos ya está fuera de toda duda. Desde hace meses, la compañía de la manzana dispone de una serie de recursos, uno de ellos bautizado con el nombre de HealthKit destinado a facilitar la creación de productos relacionados con la salud.
Diferentes fabricantes de dispositivos electrónicos y ropa inteligente (conocida como wearables, que bien merece otro post futuro) han comenzado a usar el HealthKit con el principal objetivo de integrarse con los dispositivos de Apple, pero con una derivada inquietante: capturar los datos de los usuarios para una futura explotación de los mismos. Cada vez son más populares las pulseras electrónicas, los pulsómetros inteligentes, los sensores biométricos, gps personales… Multitud de gadgets que permiten hacer las delicias de millones de tecnófilos, entre otros el Apple Watch, último dispositivo de la compañía, que usará de forma intensiva HealthKit a partir de 2015.
Almacenar datos
¿Y los datos? El uso del HealthKit implica que Apple tenga la responsabilidad de almacenar esos datos en sus servidores, similares a los servidores que han sido victimas del mayor robo de fotos personales de la historia.
Buscando tranquilizar a los reguladores y a la opinión pública, Apple ha publicado unas fuertes restricciones en el uso de esos datos, cuya traducción textual es: “las apps no pueden usar los datos de usuarios capturados con HealthKit para publicidad u otros usos basados en minería de datos que no sean los de mejorar la gestión de salud, médica o deportiva, o para la investigación médica”.
Aunque podemos comenzar un debate sobre la línea difusa del comunicado anterior, en cierta medida estas restricciones impuestas a las apps (de terceros, claro está) protegen el uso de los datos, sin limitarles -eso sí- la ingente tarea de capturarlos.
Pero en un país con las leyes de protección de datos personales tan laxas como en EE UU, yo me pregunto ¿quién le impone restricciones a Apple?
Aunque las grandes cuestiones, al menos en este blog, no surgen en relación a los datos personales, sino al ingente negocio latente que existe en torno a esos datos. Si Apple lo considera un activo y aparece en sus posiciones financieras ¿cuál es el valor estimado de ese conjunto de datos? Por tanto, ¿sería posible valorar económicamente los datos asociados a cada usuario?