Un director de Comunicación, me confesaba hace unos días, que desde que empezó la crisis, quizás por desámimo, quizás por comodidad, había notado un descenso acusado en el gasto de teléfono de su departamento.
Me explicó que tras analizar la situación con su equipo, habían concluido que ahora usaban mucho más el correo electrónico que el teléfono.