No desprecien Dubai

Por: María Benito
Burk Khalifa en Dubai, el rascacielos más alto del mundo con 828 metros.
Burk Khalifa en Dubai, el rascacielos más alto del mundo con 828 metros.

Estas Navidades estuve en Dubai. Es la mejor época para ir porque la temperatura oscila entre los 16 y los 26 grados centígrados y se aleja bastante de los insoportables 50 grados del verano. Antes de iniciar mi viaje, busqué información sobre el emirato árabe más abierto de la Unión. Encontré poca cosa, la verdad, algún artículo en Internet y un programa de Españoles por el mundo, de TVE, que en esta ocasión me fue útil. Aun así, no cejé en mi empeño y un día entré en una librería de la calle Serrano de Madrid especializada en libros de viajes para adquirir algo con más enjundia.
 
Indiana Jones venido a menos

No tenía tiempo y pregunté directamente a un dependiente apoyado en el mostrador, ataviado más que para atender a los clientes del Barrio de Salamanca para saltar el parapeto y salir corriendo hacia el primer aeroplano en busca del Arca Perdida o, si lo prefieren, para enfrentarse a cualquier conflicto bélico en Oriente Medio, porque era una mezcla entre Indiana Jones venido a menos y reportero de guerra de tres al cuarto entradito en años.

“Dubai no es nada”

Le pregunté directamente si tenía algo de literatura sobre Dubai o una guía. Se quedó mirándome de manera displicente y me espetó: “¿De Dubai? ¡Pero si Dubai no es nada! De Dubai no hay nada escrito”.

No me molesté en rebatirle. Le di las gracias por su amabilidad y me marché. Cuando le había dado la espalda camino de la puerta de la librería semivacía, pensé: “yo escribiré algo sobre Dubai”.

Transformación exponencial

Ya sabía que Dubai no es París, ni Londres, que nació en medio del desierto al lado del mar como una aldea de pescadores hace tan solo 40 años. Sabía que carecía de trayectoria histórica o al menos como la entendemos en Europa; pero sabía también que había sufrido una transformación exponencial en las últimas 2 décadas digna de admiración por el resto del mundo.

En cierto modo puede parecer artificial, y lo es, como todas esas ciudades que se han levantado de manera vertiginosa sin poso histórico y en este caso en el olvido del desierto. Los dubaitíes sabían que su principal fuente de ingresos, el petróleo, se les terminaría en 20 años y decidieron convertir su ciudad en un parque temático del consumismo, el lujo, el turismo de compras y de multimillonarios.

La ostentación, seña de identidad

La ostentación es su seña de identidad y allí se concitan el Burk Khalifa -el edificio más alto del mundo con sus 828 metros de altura-, el centro comercial más grande del planeta que además alberga al mayor acuario, el espectáculo de las fuentes más grandioso diseñado por el hombre y el hotel más lujoso nunca construido, por citar algunos ejemplos. Pero sin duda lo más llamativo del Estado más progresista y aperturista de los emiratos árabes es su arquitectura vanguardista y de rabiosa modernidad que caracteriza sus grandes avenidas al estilo de Nueva York, pero en este caso en mitad del desierto.

Crecimiento del 5%

Tras su propia crisis inmobiliaria de 2007, han recuperado un crecimiento del 5% anual y continúan con sus objetivos de mantener como primera fuente de ingresos el comercio internacional -no en vano cuentan con uno de los mayores puertos marítimos del mundo y están construyendo el que será el aeropuerto más mastodóntico para gestionar una gran parte del tráfico aéreo de la zona-, el turismo y ya en tercer lugar el petróleo.

Un país de oportunidades

Lo que parecía una desventaja, la escasez de petróleo, han sabido volverla a su favor y en esto no se les puede restar ningún mérito. Lo que vi cuando llegué a Dubai fue un país de oportunidades, porque todavía tienen muchas cosas por hacer o por mejorar; oportunidades para muchos parados de España que el mercado laboral nacional ya no admitirá.

Un amigo ejecutivo italiano que trabaja en Dubai (el 80% de los 2,5 millones de habitantes son expatriados) me aseguró que tan sólo se tarda entre 3 y 5 días en constituir una empresa, pero hay que hacerlo con un socio local. “Los dubaitíes escuchan y están dispuestos a aprender”, me dijo. Ahora, eso sí, para nosotros no será fácil convivir con un sistema político mediofeudal, unas condiciones laborales cuasi esclavistas sobre todo en el ámbito de la construcción y la ausencia de derechos de las mujeres de los emiratos que tapan con su burka el lujo más ostentoso que nunca podrán enseñar.

Imaginación y ambición

Cuando regresaba camino de España, rememoré una reflexión del escritor Gustavo Martín Garzo que me dijo: “todas las personas por muy insignificantes que sean, guardan un misterio en su interior”.

¿Saben cuál es el misterio de los habitantes de Dubai? Su imaginación y su ambición. No se lo digan a nadie y menos al librero de la calle Serrano, aunque les aseguro que si tuviera una sucursal en el centro comercial de Dubai, estaría quintuplicando la venta de libros y quizás garantizando la supervivencia de su negocio en el medio plazo.

2 comentarios

  1. María

    No puedo creer que “promociones” de esta forma Dubai, mas teniendo en cuenta que eres mujer. Allí no hay nada mas que especulación, basada en el petróleo que ellos no tienen – viven de prestamos de sus vecinos – , y en la explotación de paquistaníes, indios y asiáticos. Y has ido en invierno. Desde primavera a otoño no se puede estar en las calles. Que no son calles, son sitios de paso para los coches. Por cierto ¿Has paseado tu sola? Lo dudo.

    1. Hola anónimo

      Sí veo claramente que no compartimos la misma visión de Dubai. Tú solo te has quedado con lo negativo, que yo también había señalado. No es que mi post pretenda convertir a Dubai en la panacea, pero sí lo veo como un lugar para ganarse la vida dignamente durante unos años, como hace el 80% de los expatriados, conservar una experiencia valiosa y luego regresar a tu país. Así lo están pensando algunos de los prestigiosos cocineros de nuestro país.

      Efectivamente se han especializado en el lujo y en la ostentación mediante financiación exterior a falta de petróleo, pero quien no tenga ahora mismo el país en quiebra, que tire la primera piedra.

      He hecho mención a la falta de derechos de las mujeres pese a ser el Emirato más permisivo de la Unión. De hecho, sí pasee por las calles sola con pantalón corto en las horas de calor por lugares concurridos, con la misma seguridad que lo hice en Tokyo y sin tener que dejar el reloj en la caja de seguridad del hotel.

      Un saludo y gracias por participar en este post.

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