Dice Teresa Cetulio, directora de cuentas de Madison, que un evento es comunicación en vivo, que es lo más parecido a una representación teatral. También dice que una de las claves de un acto es la creatividad, pero que ésta dependerá en gran medida del presupuesto que destine el patrocinador a la jornada. Y que el contenido debe ser el hilo conductor del evento. Aspectos todos que suscribo al 100%.
La esencia de un acto debe ser el contenido del mismo que vendrá marcado por los objetivos que se quieran alcanzar y por lo tanto destinado a captar la atención del perfil de público a quien vaya dirigido.
En Castilla y León Económica, llevamos varios años apostando por esta vía de comunicación porque estamos convencidos que el retorno de la inversión es casi inmediato y de alto valor añadido para el patrocinador.
Y además, porque pese a la crisis que ha reducido drásticamente los presupuestos de publicidad y patrocinio, el evento está de moda.
Los medios de comunicación
Y también porque el hueco que dejaron las administraciones públicas, las cámaras de comercio y las patronales con las políticas de austeridad y las agencias de publicidad obligadas a reconvertirse para sobrevivir, lo ocuparon los medios de comunicación que ostentaban el poder de convocatoria y las herramientas necesarias para publicitar el evento, recogerlo informativamente y viralizarlo en redes sociales, en definitiva perfeccionar el postevento, lo que les garantizaba cerrar el círculo.
Netwoking
Pero quizá el mayor activo de un evento y donde se observa un retorno inminente es en el networking que se produce tras el acto, tanto para el patrocinador que tiene que saber gestionarlo para obtener la máxima rentabilidad y no desaprovechar la oportunidad de su inversión; como para el público asistente que debe encontrar, además de un contenido de interés, la posibilidad de hacer contactos valiosos.
Anécdotas
A lo largo de estos años, cuando hemos organizado eventos en Castilla y León Económica se han producido numerosas anécdotas como se pueden imaginar que darían para varios post, pero señalaré dos que me parecen muy significativas y que son una muestra del valor añadido que aporta un evento, no solo para el mecenas:
En nuestros eventos suelen ser habituales las mesas redondas integradas por empresarios y directivos porque aportan información y experiencias muy útiles, y en muchos casos es donde reside el aprendizaje y donde descansa el aspecto emocional del evento.
En una de ellas, sentamos en una ocasión al por aquel entonces consejero delegado de El Árbol, Juan Pascual, y a Óscar López, presidente de Drasanvi. Durante las intervenciones de ambos hubo tan buena química, que al terminar el acto el primero intentó que los productos del segundo estuviesen en sus lineales.
Solventar problemas
Por otro lado, en un reciente evento organizado para el Popular sobre internacionalización, con desconexiones en directo con los delegados comerciales del Instituto de Comercio Exterior en México y Marruecos, un empresario asistente al acto que exportaba a México software en la nube preguntó al representante del ICEX en el país centroamericano cómo podía solventar un problema que tenía para declarar el IVA en España de estas ventas.
En ese momento, no se lo supo solucionar, pero a los pocos días a este empresario palentino le llamó personalmente el embajador de México en España para darle el remedio y de paso le sirviera para ponerlo en práctica en otros países, donde podría tener el mismo dilema.
Conclusión
Para mí, tender a esa excelencia es lo que resume el verdadero poder del evento.
“quizá el mayor activo de un evento y donde se observa un retorno inminente es en el networking que se produce tras el acto” Cada vez más, en un mundo tendente a lo digital, se demuestra que el ser humano es social, quiere y necesita relacionarse con los demás, si es cara a cara mejoir.
Un artículo muy interesante Luisa, muchas gracias