Ayer en la presentación del Anuario de la Comunicación de Dircom, la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez de Castro, bromeó delante de un auditorio lleno de expertos sobre la capacidad de comunicación del Gobierno, diciendo algo así como “somos un buen gobierno, pero mal comunicador; aunque ha habido otros que han sido malos gobiernos y buenos comunicadores”. Y añadió: “trataremos de ser un buen Gobierno y un buen comunicador, responsabilidad que recae sobre mi persona”, entonando el mea culpa y reconociendo indirectamente equivocaciones en este ámbito. La asunción de responsabilidad por parte de un profesional siempre honra al que la admite, sin embargo, en este caso la dificultad estriba no sólo en coordinar a los distintos portavoces y en conseguir hacer llegar mensajes unívocos, que transmitan confianza, sino que además hay que añadir un escenario de complejidad extrema, cambiante y que exige unas dosis de cintura de las que pocos políticos son capaces y que a muchos comunicadores también les costaría asumir.
Martínez de Castro confesó que cuenta con la extraordinaria madurez de la sociedad española, aspecto éste que personalmente comparto porque creo que diariamente demuestra estar por encima de sus representantes políticos. Pero los españoles llevamos una temporada huérfanos de padre, tal como expresaba el socio fundador y ex presidente de Dircom, Antonio López. Esta orfandad no nos ha importado cuando estábamos de guateque en guateque, casi que al contrario, para que nuestro progenitor no nos llamara al orden; pero ahora que vienen las estrecheces echamos de menos un líder que indique el camino a seguir porque tiene la certeza de que al final ve la luz entre tanta obscuridad. Esa certeza, esa confianza es la que toca contar ahora con un relato bien argumentado y una visión global para que los sacrificios sean menos dolorosos.
Interés mediático
Martínez de Castro se lamentó de que pese a que la última Conferencia de Prensa ofrecida por el presidente del Ejecutivo el pasado 28 de mayo en la sede del PP se enfocó con un relato global explicando los tres grandes ejes de su política en este primer año de Gobierno (austeridad y a partir de ahora con la complicidad de casi todas las comunidades autónomas; reformas, algunas imprescindibles para ganar competitividad como la laboral; y la defensa de Europa y el euro, pese a la apuesta temeraria de los mercados), los titulares y las informaciones de la mayor parte de los medios de comunicación se centraron casi exclusivamente en Bankia.
Pese a que la Prensa atraviesa por una situación crítica sumida como está en un proceso de reconversión sin precedentes y hace lo que sean por vender más periódicos -y no me negarán que vende más el batacazo de Bankia en Bolsa y su mala gestión que la política de Estado- no justifica que la comunicación por parte del Gobierno se dé con cuentagotas, porque ahora es tiempo no sólo de hacer las cosas bien, sino de comunicarlas con eficacia, para transmitir confianza, aunque de momento no consigamos bajar de las alturas la prima de riesgo.
He citado esta entrada en mi blog
http://www.davidmartinezpr.com/2012/05/un-buen-gobierno-no-comunica-mal.html
Saludos
Gracias, David, por ser tan generoso. Sí, lo acabo de leer y comparto tus reflexiones.
Un día tenemos que comentar éstas y otras con un café.
Un saludo.