Al hilo de las reflexiones que suscita la desaparición de la prensa tradicional y su sustitución por la digital en un corto espacio de tiempo, quiero contaros una anécdota que me sucedió hace un par de días.
Como digo, hace 48 horas llamó a la redacción de la revista ‘Castilla y León Económica’ un suscriptor para interesarse por un nuevo servicio que hemos puesto en marcha recientemente a raíz de transformar por completo nuestra web www.castillayleoneconomica.es. Se trata de una newsletter que hemos pasado a enviar diariamente para mantener informados a nuestros suscriptores sobre las noticias de carácter económico y empresarial registradas en la región.
El susodicho suscriptor -cuya voz telefónica delataba una edad avanzada-, al enterarse de que este boletín de noticias iba a ser diario, negó asustado el interés por el mismo y pidió que le diéramos de baja del servicio. Aún así, le insistimos que, al ser suscriptor, tenía también derecho a otros servicios añadidos, como el acceso completo al directorio de 5.000 empresas de la región que está colgado en la web y a la recepción diaria de los concursos y adjudicaciones que se publican en el Bocyl, así como a conocer las altas y bajas de empresas en el Borme, que pronto estarán en marcha. Pero como si no, incluso casi peor.
El suscriptor, muy seguro de lo que realmente quería, terminó la conversación expresando su deseo: “Yo sólo quiero recibir la revista en papel todos los meses, como hasta ahora; no quiero ningún otro servicio”.
Esta situación me llevó a hacer un 3 reflexiones de manera inmediata:
– Si el papel está tocado de muerte, aún quedan algunos años para que se cumpla la profecía, porque al igual que este suscriptor, presiento que Castilla y León Económica tiene bastantes más seguidores de estas características.
– Pese a que este suscriptor se muestra contrario a los servicios que le pueden aportar las nuevas tecnologías, posee una cuenta de correo electrónico activa, porque recibió nuestro boletín de noticias; lo que da una idea de que aunque queramos anclarnos en el pasado, hay soluciones tecnológicas de las que no podemos huir.
– Que el tiempo corre inexorablemente en contra de este suscriptor, porque -me atrevo a augurar- que las nuevas generaciones de lectores apreciarán mucho más estos servicios on line que la propia información en papel.