Un buen amigo me decía ayer que para los españoles el panorama nacional a nivel político, económico y social de los últimos años ha pasado de ser una auténtica locura a transformarse, poco a poco, en una insana normalidad.
Es triste ver que una gran cantidad de empresas son verdaderos cementerios gobernados por emprendedores de otras décadas, para muchos ya pasados de moda, y que no entienden cómo se ha podido llegar a esta situación de normalidad impuesta. Durante muchos años su actividad empresarial ha crecido exponencialmente y, cuando ha sido necesario, se han financiado a través de sus recursos propios o bien, cuando no podían, eran financiados por los bancos a cambio de intereses que en algunos de los casos eran abusivos. Todos ganaban, esa era la normalidad: el empresario con su beneficio, el empleado con su empleo y las entidades financieras con sus intereses.
Sin embargo, ahora todo se ha transformado en una locura normalizada, han desaparecido los clientes que a través de los años habían logrado ser amigos y al final confidentes, sobre todo por esta crisis que les ha arrojado al abismo siendo compañeros de viaje. De la noche a la mañana ha desparecido la liquidez, la financiación de las entidades financieras y, finalmente, la ilusión de seguir manteniendo una forma de vida, que es la de llevar una empresa en la que sus empleados, en muchos de los casos, formaban parte de la familia empresarial desde hacia varias décadas.
Nuevo contexto
Además, las nuevas generaciones de empresarios, muchos de ellos hijos de aquéllos ya pasados de moda, no tienen capacidad de reacción. Les falta la base de creación de toda empresa, que no es otra cosa que la actividad económica del país.
¿Qué ha pasado?, ¿por qué no hay capacidad de reacción?, ¿hasta dónde hemos llegado en nuestro absurdo político, económico y social?, ¿hemos sido tan incautos que no nos dábamos cuenta del precipicio al que íbamos?
El problema es serio, sumamente serio. Para crear actividad económica se necesita financiación, liquidez, consumo, trabajo, empresas, confianza nacional e internacional, ética en los negocios, seriedad política, gestión coherente de los recursos públicos y privados, exportaciones y hacer bien las cosas.
Difícil lo tenemos. Hay que pararse a meditar y seguidamente actuar, pero sin dilatarse mucho en el tiempo. Porque no hay tiempo, ni siquiera un segundo.
Esfuerzo colectivo
España debe seguir un plan de actuación estratégico urgente, único e indivisible. Nos va mucho en ello. Dejemos de jugar a los intereses de las minorías, por muy legítimas que sean. No entro en si son necesarias o no. Lo que sí es cierto es que cuando un equipo quiere ganar un partido, los jugadores no pueden hacer lo que les viene en gana. Por encima de ellos está el entrenador y por encima de éste, un presidente del club y finalmente, los socios del mismo. Nadie se cuestiona la decisión de la mayoría de los socios (la mitad más uno) que deben acatar tanto al presidente, al entrenador como a los jugadores. En definitiva, la imagen del equipo, la credibilidad de las personas. Esto es necesario para que nos ayuden nuestros socios europeos prestándonos, que no regalándonos, el dinero suficiente para resolver nuestros excesos en la gestión pública del Estado y privada de las familias.
Está en juego la vuelta a la normalidad de la actividad económica del país, la creación de empresas, la permanencia de las existentes, el mantenimiento de los empleos que quedan y la creación de nuevos, al menos de los perdidos, el incremento de las exportaciones, la normalidad en el consumo,
Es responsabilidad de todos que la estructura social, política y económica en la que estamos inmersos sea eficiente y eficaz. Nos va en ello el futuro de las nuevas generaciones. Hagamos bien las cuentas a la hora de invertir en el Estado del Bienestar, seamos realistas a la hora de gastar los recursos públicos y si no existen, tendremos que añadir, todos nosotros, la parte que el Estado no pueda aportar si queremos que siga todo igual.
Coherencia
Es necesario que la sociedad sea coherente con sus ingresos y no gaste más de lo que tiene. Todos de alguna forma hemos caído en ello. Debemos originar un consumo contenido acorde con los ingresos que se obtienen. El Estado y los gobiernos autónomos deben actuar con el mismo criterio de coherencia haciendo que las cuentas cuadren, no con el endeudamiento, pues nuestros impuestos van para pagar los intereses y no para generar riqueza. Es necesario crear actividad económica, pero debemos tanto a tantos que ya no nos queda dinero para nosotros mismos.
No nos dejemos convencer de que todo es normal, que es lo que hay. No es cierto. Es necesario revelarse cuanto antes mirando hacia delante creando empresas, confiando las entidades financieras en sus clientes empresarios y particulares, consumiendo los trabajadores dentro de sus posibilidades, y haciendo bien las cuentas, no gastando más de lo que tienen el Estado y las autonomías. En definitiva, la actividad económica se basa en la confianza de las partes, cumpliendo cada uno con lo suyo, y respetándose mutuamente.
El esfuerzo tiene que ser colectivo. Totalmente de acuerdo, pero también ayudaría a resolver el problema si se nos dijera a quién se debe, cuánto se debe y porqué se debe . Perseguir el fraude fiscal colocándole en le media europea también ayudaría. Apoyar a la economía real gravando a la economía especulativa, también echaría una mano. Las familias no han perdido el trabajo para dejar de pagar. El esfuerzo tiene que ser colectivo…. y proporcional.
Estoy total mente de acuerdo con la radiografía hecha al país, en el momento actual, solo falta añadir que el funcionario de turno “cabreado a no”, eche una mano. Somos el país europeo, puntero el Leyes, reglamentos, pegas, burocracia, y con más mala leche en el funcionariado, (amén del gran poder sancionador que sin ningún criterio constructivo y colaborador acorde con los momentos económicos que pasamos, aplican) y ha cambio, con menos recursos de todos ellos. ¡Haber quien toma nota…!.El dinero en estos momentos se necesita “para todo” pero básicamente para ponerlo a trabajar, y del fruto obtenido, poder pagar los impuestos; no para el pago de sanciones administrativas.
Estimado Juan Carlos, cuanta razón tienes, tenemos que tener ánimo y tirar todos a una. Nadie va a solucionar nuestros problemas por nosotros. No hace falta ser “cum laude” para aplicar el sentido común a la economía. Haría falta dar unas cuantas lecciones de economía a nuestros políticos y otras tantas de sentido común, ética y seriedad.
Esta claro que todo esto se nos ha ido de las manos y se ha entrado en una espiral sin fin. Hemos creído que todo se solucionaba pidiendo mas dinero y eludiendo la responsabilidad a la hora dedevolverlo. El problema es que en estos momentos muchos meten la cabeza debajo de tierra igual que las avestruces.
Este pais necesita un buen gestor, los politicos los han llevado tras su mala gestion a la locura que vivimos.