Crisis de valores

Por: Juan Carlos de Margarida
bolsa de nueva york
Bolsa de Nueva York.

Hemos presenciado en los cuatro últimos años el mayor descalabre financiero de la historia económica mundial después de la crisis del 29. Se ha producido lo que podríamos denominar la confluencia de las estrellas: la existencia de tipos de interés extraordinariamente bajos; la percepción por parte del usuario financiero del riesgo prácticamente inexistente; las titulaciones de créditos (buenos, menos buenos y malos), por tanto de mucho riesgo; y las carencias en la regulación y supervisión por parte de los países (menos algunos como España). Además, como cuando existe mal de muchos es consuelo de tontos, el sector público aceptó la tesis de que los mercados se autorregulan por sí mismos sin contrastarla, evitando una supervisión financiera severa y originando una falta de ética de los gestores privados con un comportamiento, sino temerario, sí irresponsable.

Es preciso, por tanto, para salir de esta crisis sin fondo, fomentar el valor de las instituciones financieras y organismos reguladores al objeto de que funcione eficientemente la economía de mercado incrementando la transparencia de los mercados e intermediarios con el objetivo de confiar en el sistema financiero internacional. En definitiva, cumplir un código deontológico financiero y económico mundial.

Tengamos memoria económica histórica. Antes de la crisis, Europa tuvo como objetivo económico el mantenimiento de la estabilidad del valor monetario. Sin embargo, EE UU entendió la política monetaria como política que apoya el crecimiento, por lo que se produjo una entrega masiva de créditos a los compradores de vivienda, con no muy probada solvencia para afrontarlos, cuyo fin fue tener la oportunidad de hacer más negocios y ganar más dinero y no el de tener un hogar. Además, se empezaron a comprar títulos americanos con intereses atractivos que de la noche a la mañana perdieron valor, y todo ello asesorados por los expertos de marketing.

Recuperar la confianza

Se ha perdido la ética de los negocios. Es preciso que urgentemente se vuelva a garantizar la transparencia de los productos financieros fundamentando la actividad financiera y económica a través de un Código Deontológico Económico a nivel mundial. El inversor y el consumidor final han perdido la confianza en el sistema financiero el primero y en la economía de mercado el segundo ya que se sienten, de alguna forma, engañados por el propio sistema en donde la máxima es ganar y ganar a pesar de quien caiga por el camino.

Pero, ¡cuidado¡, parece que no somos conscientes de lo que supone el haber hecho un gran boquete en el casco del barco (sistema financiero y económico mundial), y que si se hace cada vez más grande hará hundir la nave y naufragar a sus ocupantes (ciudadanos), incluidos sus tripulantes (gobiernos y entidades financieras). Parece ser que están apareciendo nuevos productos engañosos en el mercado financiero mundial. La máxima es que hay que ganar a pesar de todo y cualquier momento es bueno para obtener ganancias.

¿Dónde hemos dejado la vergüenza torera? ¿Ya no sabemos distinguir lo bueno de lo malo?, ¿lo verdadero de lo engañoso? ¿A qué remoto escondrijo han ido a parar las buenas prácticas en las relaciones humanas que nos enseñaron nuestras abuelas? Parece que no somos conscientes que si la confianza del inversor (incluido el consumidor final) no vuelve, la economía no tendrá recuperación, y si la tiene, será a muy largo plazo. Pero hasta entonces ¿cuántas empresas tienen todavía que desaparecer?, ¿cuántos empleos quedan por destruir?, ¿cuántas familias quedan por entrar en la incertidumbre de si mañana podrán comer o tener un techo donde dormir? y ¿a quién le importa?

3 comentarios

  1. Hola Juan Carlos:

    Yo creo que el problema es todavía más profundo, la crisis de valores es de la Sociedad en su conjunto, no solo de los agentes económicos, y por ello creo que debemos empezar por la Sociedad, en caso contrario no conseguiremos el objetivo.
    Un saludo

  2. Efectivamente, la crisis económica viene precedida de una crisis de valores, donde ha importado más ganar en el corto plazo, sin tener las consecuencias de asumir grandes riesgos. Y en esa trampa han caído los Estados, las empresas, las entidades financieras y los consumidores particulares. Todos, absolutamente todos, han gastado más de lo que tenían y ahora nos rasgamos las vestiduras, sin darnos cuenta todavía que la debacle es de tal magnitud que la sociedad en la que vivimos ya no volverá a ser igual y que el Estado de Bienestar en Europa está en serio peligro.
    Gracias por sus artículos.

  3. Opino lo mismo que en los dos comentarios anteriores, y como bien se apunta en el artículo, todo viene iniciado por las políticas USA, que son asumidas por el resto de los países del mundo.

    En todos los aspectos económicos todas las sociedades se ven arrastradas por las modas imperantes en ese gran país, pero con una gran cantidad de defectos y vicios ocultos.

    Siguiendo por esos derroteros, se finiquitará el estado del bienestar del que muchos se han favorecido (unos justamente y otros no) y además la economía se ha convertido un poco en la ley de la selva.

    La economía de libre mercado y de competencia cuasiperfecta y leal está en desuso, ahora se prefiere la economía especulativa, de oligopolio y desleal.

    Este artículo tiene mucha miga…

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